75 Años del Dogma de la Asunción
Hoy 1 de noviembre de 2025, se conmemora el 75º aniversario de la proclamación oficial de uno de los dogmas marianos más importantes de la Iglesia Católica: la Asunción de la Virgen María. En esta misma fecha, en 1950, el Papa Pío XII definió solemnemente como doctrina de fe que María, al finalizar su vida terrenal, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.
¿Qué es el Dogma de la Asunción?
El dogma de la Asunción sostiene la creencia de que la Virgen María, «terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial».
Esto significa que María, por un privilegio especial de Dios, no sufrió la corrupción de su cuerpo en el sepulcro, como le ocurre al resto de la humanidad, sino que fue glorificada inmediatamente en su totalidad (cuerpo y alma) al final de su vida.
Es fundamental distinguirlo de la Ascensión, que se refiere a Jesucristo subiendo al cielo por su propio poder. María, en cambio, es asunta (llevada) por el poder y la gracia de Dios.
El Momento Histórico
El escenario fue la Plaza de San Pedro en el Vaticano. En un mundo que aún se recuperaba de las profundas heridas de la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII se dirigió a una multitud de casi medio millón de fieles y a toda la Iglesia.
Mediante la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus (El Dios Munificentísimo), el Papa proclamó el dogma. Este acto es uno de los ejemplos más claros y raros del uso de la infalibilidad papal, un principio que sostiene que el Papa, al hablar ex cathedra (desde la cátedra de Pedro) sobre asuntos de fe y moral, está protegido por Dios del error.
Pío XII declaró:
«Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.»
Es importante notar que el Papa no creó una nueva creencia. La Asunción de María (cuya fiesta se celebra el 15 de agosto) era una tradición piadosa y una creencia extendida en las iglesias de Oriente y Occidente desde los primeros siglos del cristianismo. La proclamación de 1950 simplemente la elevó a la categoría de dogma, es decir, una verdad central e irrefutable de la fe católica.
El significado teológico y espiritual
Más allá del hecho histórico, la proclamación del dogma de la Asunción tiene profundas implicaciones para los creyentes:
- La Dignidad del Cuerpo Humano: En una época que comenzaba a ver el cuerpo como un objeto, el dogma reafirma la dignidad del cuerpo humano, creado por Dios y destinado a la resurrección.
- La Esperanza de la Resurrección: María es vista como la «primicia» o el adelanto de lo que les espera a todos los fieles. Su Asunción es la promesa de que la redención de Cristo no es solo espiritual, sino total, incluyendo el cuerpo.
- La Culminación de la Vida de María: Teológicamente, la Asunción es vista como la conclusión lógica de la vida de María. Habiendo sido preservada del pecado original (Inmaculada Concepción) y siendo la Madre de Dios (Maternidad Divina), era «conveniente» que su cuerpo, el que llevó al Salvador, no experimentara la corrupción.
Un legado de 75 Años
Hoy, 75 años después de aquella proclamación en la Plaza de San Pedro, la Asunción de María sigue siendo un pilar de la mariología católica y una fuente de esperanza. La celebración de este aniversario invita a los fieles a reflexionar sobre el destino final de la humanidad y la promesa de la vida eterna, viendo en María el ejemplo perfecto de la redención completada.



