El corazón de un padre y el modelo a seguir en su Día, San José

Cada año, al celebrar el Día del Padre, la sociedad dirige su mirada hacia la figura paterna, reconociendo su papel fundamental en la familia y en la vida de los hijos. Para la fe católica esta celebración es diferente al contemplar al más grande de los padres terrenales al padre adoptivo de Jesús y custodio de la Sagrada Familia. Más que un personaje secundario en la historia de la salvación, San José emerge como el modelo perenne de la paternidad vivida con fe, valentía y ternura.


Un padre justo y obediente

El Evangelio de San Mateo lo describe como un «hombre justo» (Mt 1,19). Esta justicia no era la de un legalista estricto, sino la de un hombre que vivía en sintonía con la voluntad de Dios. Ante el misterio incomprensible del embarazo de María, su primera reacción fue protegerla «no queriendo denunciarla». Su obediencia se manifiesta de manera sublime cuando el ángel le habla en sueños: sin dudar, «hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24).
Esta fe y obediencia son el pilar de su paternidad. Aceptó una responsabilidad que superaba toda comprensión humana, confiando plenamente en la Providencia. Para los padres de hoy, San José es un ejemplo de cómo afrontar las incertidumbres y los desafíos de la vida familiar con una fe robusta y una disposición a escuchar la voz de Dios en la conciencia.

El custodio valiente y trabajador

La paternidad de José fue una de protección activa. No dudó en levantarse en mitad de la noche para emprender la peligrosa huida a Egipto, salvando al Niño Jesús de la furia de Herodes. Fue el protector, el guardián de los tesoros más grandes de Dios en la tierra: Jesús y María.
Además, como carpintero (en griego, tekton, que implica un artesano o constructor), proveyó para su familia con el sudor de su frente. El Papa San Juan Pablo II en su exhortación apostólica Redemptoris Custos (Custodio del Redentor), destaca cómo el trabajo de José fue una expresión de su amor. Santificó la labor cotidiana, enseñando con su ejemplo la dignidad del trabajo honesto como medio para sostener y servir a los seres queridos.

Un padre en la sombra, una presencia que educa

El Papa Francisco en su carta apostólica Patris Corde (Con Corazón de Padre), ilumina una de las facetas más conmovedoras de San José: su «paternidad en la sombra». Francisco explica que «los padres no nacen, se hacen». José se hizo padre cada día, amando a Jesús «con corazón de padre».
Su silencio es una cátedra de humildad y fortaleza interior. Fue una presencia constante y segura que enseñó a Jesús junto a María, las tradiciones de su pueblo el valor del trabajo y, sobre todo, lo que significaba ser un buen hombre. Jesús habría aprendido de José los gestos, la ternura, la coherencia y el valor que caracterizan a una persona justa.

Inspiración para el Día del Padre

En un mundo que a menudo presenta modelos de paternidad basados en el éxito material o en una autoridad impositiva, San José ofrece un paradigma radicalmente distinto:

  • Paternidad de Aceptación: Aceptó a María y a Jesús sin condiciones.
  • Paternidad de Valentía Creativa: Encontró soluciones a problemas imposibles, como el censo en Belén o la huida a Egipto.
  • Paternidad de Ternura: Fue un esposo y padre lleno de amor y delicadeza.
  • Paternidad de Servicio: Su vida entera fue un servicio a Jesús y a María.
    Al celebrar el Día del Padre, la figura de San José nos invita a reflexionar sobre la verdadera esencia de ser padre. Nos enseña que la paternidad es una vocación de custodia, de entrega silenciosa y de un amor que se demuestra con hechos más que con palabras.
    Que en este día, todos los padres puedan mirar a San José y pedir su intercesión para ser, a su imagen, custodios valientes, trabajadores honestos y reflejos del amor tierno y fiel de Dios Padre.
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