Este martes de carnaval a partir de las 18:00 horas saldrá en su solemne traslado procesional la Consagrada Imagen de Jesús de la Indulgencia. Ver Recorrido
El rector del Beaterio Monseñor Marco Aurelio González, la Asociación de devotos cargadores y cucuruchos dan por inaugurada la Cuaresma. Recorrerán calles aledañas al Templo.
Así es como comienza la temporada de actividades penitenciales en el Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala. Recordando así el carácter de ayuno, penitencia y oración de esta época, así preparar el camino a la Pascua. Nuestro Señor nos dice este día que nos preparemos con el sacramento de la reconciliación, vivamos la Cuaresma como Él nos ha encomendado. El traslado está previsto que ingrese a las 19:30 horas.
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El 2 de febrero se celebra de forma especial en nuestro país la festividad de la Virgen de Candelaria. Esta festividad es muy significativa para los guatemaltecos ya que con ella se culminan de cierta forma las actividades navideñas como por ejemplo: la finalización de la novena al niño Dios, la persona que “encontró” al niño en la rosca de reyes realiza una pequeña celebración con tamales este día y en muchos hogares se mantienen los nacimientos hasta esta fecha.
Esta festividad coincide con la celebración litúrgica de la presentación del Niño Jesús en el templo y la purificación de su madre, la Virgen María. Esta celebración litúrgica se conoce en varias partes del mundo como la fiesta de la luz o de las candelas, debido a que se utilizan muchas candelas que simbolizan la luz y la pureza de la Virgen María.

Historia
La advocación mariana de la Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria tuvo su origen en Tenerife (España). Según la tradición, la Virgen se apareció en 1392 a dos aborígenes de las islas canarias -los denominados “guanches”- mientras pastoreaban su rebaño. Ellos, al llegar a la boca de un barranco, vieron que el ganado no avanzaba.
Entonces uno de los dos avanzó para ver lo que pasaba y vio que sobre una parte alta del terreno había una imagen de madera, más o menos de 60 cm de altura. Acercándose vio que se trataba de la imagen de una mujer que portaba una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño con el brazo derecho. El pequeño, por su parte, llevaba en sus manos un pajarito de oro. Se trataba sin dudas de una imagen de la Virgen María con el niño Jesús en brazos.
A mediados del siglo V ya se celebraba la “Fiesta de las luces” en la que los fieles devotos de la Virgen salían en procesión con velas encendidas en las manos. Hay quienes indican que dicha costumbre comenzó en Oriente con el nombre de “Encuentro” y luego se extendió a Occidente durante el siglo VI, llegando incluso a celebrarse en la ciudad de Roma, con marcado carácter penitencial.
Aunque el origen de esta festividad no está del todo determinado, se sabe que para el siglo X las procesiones con velas realizadas en honor a la Virgen eran muy populares y en algunos lugares se celebraban con mucha solemnidad.
Guatemala
El pasado fin de semana salió la tradicional procesión de la Virgen de Candelaria de la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria en zona 1, la cual fue acompañada por gigantes, toritos y demás quema de pólvora. En los al rededores de la iglesia se pueden encontrar ventas de comida típica guatemalteca como lo son las tostadas, atoles, chuchitos, tacos, etc. Parte de las actividades de esta festividad son las mañanitas que le cantan a la Virgen en el templo, la veneración y visita a Nuestra Señora de Candelaría, la bendición de velas, etc.
Nuestra Señora de Candelaria, ruega por nosotros.
Escrito por: María Fernanda Barrios Alvarez
Fotografías: Roxana Alvarez
Desde antes de 1854, año en el que su Santidad el Papa Pio IX en su “Inefabilis Deus”, hacía constar la declaración como dogma de fe sobre la creencia que María -Madre de Jesús- había sido preservada del pecado original por parte de la Trinidad Santísima; en todo el orbe católico se celebraba desde la Edad Media la devoción a la Purísima concepción de la Santísima Virgen.
La figura de la Inmaculada Concepción había quedado muy bien para los grandes imperios, pero de manera singular para la monarquía hispánica, porque en ella se reflejaba la pureza de la corona, es decir su misión mesiánica sobre el combate ante las fuerzas del mal. Alrededor de la imagen alegórica de “virgen doncella” y “la mujer del apocalipsis”, se gestaron símbolos e iconos identitarios de los peninsulares; pero al entrar en contacto con el Nuevo Mundo, el fenómeno del incontrolable mestizaje readaptó a esta patrona de la Península Ibérica la cual se convirtió en estandarte de los criollos, mestizos, negros y el resto de la estratificada sociedad colonial [1].
Los cortejos procesionales de la Inmaculada, al igual que el resto de los santos y santas cristianos, se crearon como una pantomima a través de actos rituales que envuelven a estas figuras divinas a través de un variado abanico de iconos creados con fines religiosos, sociales y políticos que propician un mensaje o discurso para las masas. Cofradías, congregaciones y hermandades fueron los espacios ideales para que los laicos pudieran participar en las actividades de la Iglesia, intricados en el concepto del corporativismo que era uno de los pilares del sistema pre-capitalista medieval castellano, que se había reproducido en América y que está presente en todo el periodo de dominación hispánica. Por tanto, estos colectivos convierten a sus miembros en actores activos de todo el ritual barroco, entre ellos los tradicionales “rezados”.

documentos extraídos de expedientes citados en el AGCA -Archivo General de Centroamérica.
En Santiago de Guatemala, los franciscanos a través de su Venerable Orden Tercera, fundan una hermandad o cofradía de laicos dedicados al culto a la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María en su capilla conventual, bajo la advocación del “Cornadillo”; siendo este grupo un claro ejemplo de las actividades festivas que se realizaban en honor a su santa titular –la Inmaculada Concepción- durante la temporada de adviento.
¿Qué es un “Rezado”? un rezado es una actividad pública de Fe, que en la actualidad se podría traducir como una “procesión festiva” en honor a Cristo triunfante, alguna advocación gloriosa de María Santísima o de alguno de los santos y santas que han sido elevados a los altares. Se aplica específicamente para la conclusión de un novenario de Concepción dentro del contexto de la época colonial en Guatemala; y en el siglo XXI se apropia del vocabulario popular para referirse a las procesiones de fin e inicio de año[2].

documentos extraídos de expedientes citados en el AGCA -Archivo General de Centroamérica.
En ese sentido, el Doctor Mario Ubico Calderón Estrada dentro de su publicación “Apuntes históricos del ciclo navideño en Guatemala”, en el acápite titulado “Datos históricos sobre la imagen de la Virgen de Concepción del Templo del Guarda Viejo”; menciona la presencia de la dulce imagen de la Santísima Virgen de Concepción -la actual “Virgen de los Reyes” que sale a bendecir las calles de su barrio, en la zona 8, para luego dirigirse a la zona 3, zona 11 y 12 cada año en su tradicional “Rezado del día de Reyes, 06 de Enero”-. Ubico refiere sobre las imágenes que se encontraban en la capilla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, y habla sobre la presencia de esta imagen mariana en documentos localizados dentro del Archivo General de Centroamérica, cuya documentación permite asimilar el posible aparecimiento de la talla en la capilla de los franciscanos y dentro de los testamentos de hermanos cofrades a partir de los años 1708 y 1756[3].
Por otra parte, los estudios académicos sobre la imagen de la Inmaculada Concepción del Guarda Viejo no son precisos entorno a las actividades, cultos y la parafernalia que realizaban los terciarios para tales fiestas, estos se presentan como escasos o nulos. Gonzalo Mejía Ruiz en su estudio “Imágenes de la Inmaculada Concepción de María en el Templo de San Francisco”, escribe una sección dedicada a relatar la historia tradicional de la Purísima Concepción de la Divina Providencia. Sin embargo, el antropólogo solo menciona que la Virgen estuvo en una capilla amplia y que sirvió de templo principal, así como un lugar para hacer los cultos, pero no explica ni detalla cómo se vivían esos días durante la segunda década del siglo XIX[4].
Sin embargo, para 1815 el Mayordomo Francisco Dorantes, firma un libro de cuenta y data de la Hermandad de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de Maria en la capilla de la Tercera Orden de San Francisco, comenzando este inventario y la contabilidad anual a partir del 16 de diciembre de 1814 hasta el 16 de diciembre de 1815. En dicho documento, se consignan una gran variedad de gastos referentes a las fiestas en honor a su titular, la Inmaculada Concepción de María; durante el año de 1815 que realiza don José Bolaños[5].

documentos extraídos de expedientes citados en el AGCA -Archivo General de Centroamérica.
En las cofradías, muy semejante a lo que sucede en la actualidad, debían invitar a la feligresía para poder ser participes de las actividades religiosas dedicadas a sus titulares sagrados. En consecuencia, entre los preparativos, los “convites” (los cuales son invitaciones); se mandaba a imprimir en imprentas de cofrades, tal y como sucedió con motivo de preparar el rezado de la Virgen del Cornadillo, cuyo cortejo se realizaría en los primeros días de diciembre con su respectiva novena y bailes donde se enviaron a imprimir 1300 estampas con la información descrita y un posible grabado de la titular[6].
En dicha época, los cortejos procesionales eran iluminados por la tenue luz de las candelas, dando mayor realce visual al acto ritual barroco, especialmente para una celebración de gran envergadura como lo es la de la Concepción, sobre todo para la Orden Franciscana. En la pagina No. 4 del citado inventario, se consigna también que se gastó 36 pesos para sufragar los gastos de cera para iluminar el rezado de la Santísima Virgen [7].
Como las flores, la cera, los convites y otros componentes materiales no se podían dejar de un lado; también la música sirvió como un elemento importante para los sentidos y para llevar el mensaje evangelizador en diferentes campos, especialmente el político y el cultural. La música de capilla, si se basa en el sistema barroco, estaba inmerso en cada uno de los actos religiosos que se realizaban al interior de los templos coloniales, y en cada una de las horas del oficio divino. La Cofradía del Cornadillo, como actor activo de dichos acontecimientos y anfitriones de la fiesta, pagaron 40.00 pesos al maestro de capilla Vicente Saenz para la armonización del rezado de la Virgen, mientras que, para el novenario pagaron una cantidad de 05.04 pesos al también maestro Joaquín Andrino por la novena preparatoria[8].

fotografía del Archivo de la Hermandad de la Virgen.
El famoso “tambor y tzijolaj” que acompaña en la actualidad los rezados de concepción, muy vinculado a la cosmología y tradición indígena, sufrió una serie de transformaciones armónicas con el paso del tiempo. Dichos artefactos estaban presente también en el rezado de Nuestra Señora del Cornadillo cuando la hermandad paga 6.2 pesos a dos personas de procedencia racial “indígena” para la ejecución de estos instrumentos autóctonos dentro del cortejo.
Colgaduras en el recinto y ángeles acompañantes de vestir, también se vislumbran en los ricos datos que aporta el documento, por que se consignan a varias imágenes angélicas con el pago de vestiduras y cabelleras pagando a un maestro -“Margarito”- una cantidad de 04.04 pesos por el arreglo de cuatro esculturas y sus respectivas cabelleras.
Otro dato de sumo interés, es que el papel de la mujer tenía una vida activa dentro de las corporaciones religiosas, siendo uno de los pocos, pero muy accesibles espacios, donde ellas podían realizar trabajos de administración, ejecución de objetos y organización jerárquica. De esa cuenta, los documentos ubicados mencionan a Doña Vicenta Zeron, quien se encarga de la costura de las vestimentas de los ángeles, y en años posteriores se patentiza la realización del ajuar de la Santísima Virgen a cargo de doña Gertrudis Jauregui, pero este dato entrará para un próximo estudio[9].
A modo de conclusión, la gran fiesta en honor a Nuestra Señora de Concepción del Cornadillo, estaba envuelta en una gran variedad de objetos que se profundizaba en el discurso político hispánico por la devoción a la Inmaculada Concepción de Maria Santísima, y que se vería reflejado en la parafernalia del rezado, novena y bailes, que aun hacía eco de la teatralidad barroca que estuvo presente desde el siglo XVII y XVIII.
Doscientos ocho años después, la devoción a la histórica imagen de la Virgen del Cornadillo sigue vigente, aun cuando esta ya no tenga los orígenes coloniales barrocos y el sentimiento franciscano. Sin embargo, estas actividades están presentes, pero en otro contexto, en otro grupo social, en otro recinto, en otra localización y con otra plástica visual; la cual se arropa de un discurso con carácter salesiano y moderno enfocado hacia los jóvenes de un antañón barrio citadino del siglo XXI como es el Guarda Viejo, pero llevando siempre la alegría por el amor a la Inmaculada Concepción del Cornadillo o la “Virgen de los Reyes” cada 6 de Enero.
Escrito por: Jorge Miguel Alvarado España – Estudiante de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala
Documento de archivo:
Libro de cuenta y data de la Hermandad de Nuestra Señora de Concepcion del Cornadillo de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, año 1815.
Bibliografia.
Garcia, Glen. Cucurucho en Guatemala. 2 de enero de 2023. https://cucuruchoenguatemala.com/rezado-o-procesion-hay-diferencia/#:~:text=%C2%BFHay%20diferencia%20entre%20Rezado%20y,Mar%C3%ADa%20en%20sus%20distintas%20advocaciones. (último acceso: 26 de diciembre de 2022).
Mejia Ruiz, Gonzalo. «La Inmaculada Concepcion del Guarda Viejo .» En Las Imagenes de la Inmaculada Concepcion del Templo de San Francisco, Ciudad de Guatemala, de Gonzalo Mejia Ruiz, 41-43. Guatemala: Caudal S.A., 2004.
Rubial Garcia, Antonio. «La Retorica del Bien y el Mal.» En El Paraiso de los Elegidos. Una historia cultural de Nueva España (1521-1804), de Antonio Rubial Garcia, 40-41. Mexico D.F.: Fondo de Cultura Economica , 2010.
Ubico Calderon, Mario. «Datos historicos de la imagen de la Virgen de Concepcion del Templo de la Divina Providencia (Guarda Viejo) de la Nueva Guatemala de la Asuncion .» En Apuntes historicos del Ciclo Navideño en Guatemala , de Mario Ubico Calderon, 53-55. Antigua Guatemala, Guatemala: Consejo Nacional para la Proteccion de la Antigua Guatemala, 2007.
Referencias
[1] Rubial Garcia, Antonio. «La Retorica del Bien y el Mal.» En El Paraiso de los Elegidos. Una historia cultural de Nueva España (1521-1804), de Antonio Rubial Garcia, 40-41. Mexico D.F.: Fondo de Cultura Economica , 2010.
[2] Garcia, Glen. Cucurucho en Guatemala. 2 de enero de 2023. https://cucuruchoenguatemala.com/rezado-o-procesion-hay-diferencia/#:~:text=%C2%BFHay%20diferencia%20entre%20Rezado%20y,Mar%C3%ADa%20en%20sus%20distintas%20advocaciones. (último acceso: 26 de diciembre de 2022).
[3] Ubico Calderon, Mario. «Datos historicos de la imagen de la Virgen de Concepcion del Templo de la Divina Providencia (Guarda Viejo) de la Nueva Guatemala de la Asuncion .» En Apuntes historicos del Ciclo Navideño en Guatemala , de Mario Ubico Calderon, 53-55. Antigua Guatemala, Guatemala: Consejo Nacional para la Proteccion de la Antigua Guatemala, 2007.
[4] Mejia Ruiz, Gonzalo. «La Inmaculada Concepcion del Guarda Viejo .» En Las Imagenes de la Inmaculada Concepcion del Templo de San Francisco, Ciudad de Guatemala, de Gonzalo Mejia Ruiz, 41-43. Guatemala: Caudal S.A., 2004.
[5] AGCA, Seccion Fondo Colonial, Legajo 40.615, Exp. 5784, A1, Pag.1-6.
[6] AGCA, Seccion Fondo Colonial, Legajo 40.615, Exp. 5784, A1, Pag.4-7.
[7] AGCA, Seccion Fondo Colonial, Legajo 40.615, Exp. 5784, A1, Pag.4-7.
[8] AGCA, Seccion Fondo Colonial, Legajo 40.615, Exp. 5784, A1, Pag.5
[9] AGCA, Seccion Fondo Colonial, Legajo 40.615, Exp. 5784, A1, Pag.7.
La ciudad de Quetzaltenango parece transportarse de épocas cuando de hablar de tradiciones se trata,volviéndose mística y ancestral; “porque esta es nuestra tierra, nuestro pueblo, nuestra cofradía, la Cofradía Mayor del Niño del Santísimo”.

Imagen del Niño del Santísimo, fotografía Douglas Barillas

Imagen del Niño del Santísimo, fotografía Douglas Barillas
El Niño del Santísimo es una bellísima talla que evoca la infancia de Nuestro Señor Jesucristo, el Niñito con su mano derecha bendice a su pueblo que le es tan devoto, mientras que con la otra sostiene una esfera con una hermosa Cruz representando el mundo; el bello rostro de la imagen es enmarcado por su resplandor tan representativo. El bello Niñito con su vestimenta repujada en plata con incrustaciones de oro que se complementan con vestimentas de terciopelo, mientras el Niñito se posa en una esfera de plata, misma que se encuentran bajo sus pies que portan calzado de plata al estilo español de la época colonial, es como el pueblo católico tiene en su imaginario colectivo la presencia del Niño del Santísimo.
La bella Imagen es custodiada celosamente por la Cofradía Mayor del Niño del Santísimo, la cual tiene sus inicios en la época de la conquista y fundación de la ciudad de Quetzaltenango, con la llegada de la imagen del Dulce Nombre de Jesús, imagen que en la tradición oral se ha dicho que era propiedad del Adelantado Pedro de Alvarado; en su momento a la cofradía se le denominó “Cofradía del Dulce Nombre de Jesús” debido a que estaba enfocada en la veneración del Dulce Nombre, décadas más tarde elevaría su categoría a Cofradía Mayor, esto entre los años de 1633 a 1635, debido a que se tenía una relación directa con la hoy extinta Municipalidad Indígena de Quetzaltenango.

Imagen del Niño del Santísimo, fotografía Douglas Barillas

Imagen del Niño del Santísimo, fotografía Douglas Barillas
Después de la Imagen del Dulce Nombre llegaría otra bella imagen de la infancia de Nuestro Señor Jesucristo, probablemente a mediados del Siglos XVI, siendo esta colocada frente al Santísimo, una costumbre que se empezó en los siglos XVI y XVII en Andalucía, España, por lo que en las Américas seria replicada, sin embargo, la Imagen empezó a tener más relevancia dentro de la población indígena, por lo que las autoridades eclesiásticas deciden quitarlo del espacio dedicado al Santísimo, ya que la Santa Madre Iglesia nos manda que solo debe adorarse el Santísimo Sacramento del Altar, sin embargo queda la Imagen tan arraigada en la población y principalmente en la indígena, quien al no ver a la imagen junto al Santísimo pregunta: ¿Dónde está el Niño del Santísimo?
Debido a los cambios políticos y sociales a finales del siglo XIX, con la llegada del General Liberal Justo Rufino Barrios, la imagen del Dulce Nombre de Jesús es escondida y cubierta de Cal, para que no fuera expropiada como muchas otras imágenes en esta época liberal, el recelo de la cofradía por la imagen del Dulce Nombre, es porque esta imagen es el Patrón y Salvador de Quetzaltenango, por lo que su culto en el pasado era muy importante.

Cortejo Procesional del Primero de Enero del Niño del Santísimo, Foto Douglas Barillas
La Cofradía es nombrada Cofradía Mayor Niño del Santísimo debido a los cambios políticos, religiosos y sociales que le ha tocado que presenciar, siendo el más importante el arraigo devocional y cultural que llego a tener el Niño del Santísimo dentro de la sociedad, desplazando como imagen titular al Dulce Nombre de Jesús, por lo que las actividades más importantes de la cofradía giran en torno al Niño del Santísimo, eso sí, sin dejar de transmitir la devoción al Dulce Nombre de Jesús.
Las actividades más importantes que celebra la Cofradía, son las celebradas con el fin de un año y el inicio de otro, donde la bella imagen es trasladada a la Catedral Metropolitana de los Altos, donde permanecerá por unos cuantos días, donde el milagroso Niñito presidirá el Altar Mayor de Catedral, en la misa de noche vieja y las primeras eucaristías del Año Nuevo. El día principal el 1ro de enero saldrá de la Catedral en horarios de la tarde noche el festivo Cortejo Procesional mayor del Niño del Santísimo, el cual es el primer cortejo procesional del año en la ciudad altence.

Cortejo de Corpus Christi del Niño del Santísimo con su anda pequeña de plata repujada, Foto Douglas Barillas

Cortejo de Corpus Christi del Niño del Santísimo con su anda pequeña de plata repujada, Foto Douglas Barillas

Cortejo de Corpus Christi del Niño del Santísimo con su anda pequeña de plata repujada, Foto Douglas Barillas
El festivo Cortejo Procesional del Niño, es una de las costumbres que lo quetzaltecos tienen cada año nuevo, en este cortejo se puede apreciar aún el traje típico ceremonial de la mujer y el hombre indígena quetzalteco siendo uno de los pocos espacios que aún se puede observar esta tradición, así como los coloridos y vistos trajes tradicionales de los Venados y Monos que con gran entusiasmo bailan alegremente frente a la Imagen, demostrando la fauna que habita en nuestro país y las danzas ancestrales que se heredaron de nuestras civilizaciones antiguas, no puede faltar la quema de juegos pirotécnicos, cuetillos, volcancitos, las estrellitas y el tradicional Torito, todo esto entremezclándose con los sonidos de chinchines y los hermosos sones y alabados que acompañan al Niñito hasta la llegada del mismo a la casa de su Cofrade Mayor, donde finalizara el Cortejo, debido a esto el recorrido tiende a cambiar cada año.

Baile de los venados con el torito en el cortejo del primero de enero, fotografías Douglas Barillas

Baile de los venados con el torito en el cortejo del primero de enero, fotografías Douglas Barillas

Traje de los Venados, Foto Douglas Barillas
La otra actividad de suma importancia es el día Jueves de Corpus Cristi, en el cual se realiza una eucaristía en Catedral Metropolitana de los Altos por ser el día de la Solemnidad del Santísimo Sacramento, seguidamente de un cortejo procesional esta vez con un anda más pequeña, pero de una riqueza invaluable ya que la misma es una andaría con repujado de plata, seguidamente de una reunión en la cual se realiza el cambio de Cofrade Mayor, es aquí donde se verá la riqueza cultural, gastronómica y social que aporta esta cofradía a la sociedad moderna quetzalteca, apreciando aún como eran las celebraciones en el pasado en la ciudad, donde las familias de los cofrades lucen sus mejores galas para celebrar al Niño del Santísimo.
Existen danzas que ha aportado esta bella Imagen del Niño del Santísimo y su cofradía a la sociedad quetzalteca, como el de los venados y monos, pero el Baile Ceremonial del Niño del Santísimo se podría decir que es el más representativo en la sociedad indígena de esta ciudad de la estrella, en el cual bailan dos filas de manera paralelas, siendo un baile solo para hombres y otro solo para damas, el cual se realiza con bellas melodías en marimba denominadas “sones”, siendo el más importante el dedicado al Niño del Santísimo, pero siendo parte del repertorio también el Rey Kiche, San Bartolomé, Neblina entre otros, siendo este baile muy recurrente en las diferentes actividades (bodas, graduaciones, 50 años, 15 años, entre otros) de la sociedad indígena quetzalteca.

Baile de los Venados, Foto Jason Racancoj

Baile de los Venados, Foto Jason Racancoj
La bella Imagen del Niño del Santísimo no solo representa la Fé y Devoción del pueblo quetzalteco, sino también su historia y su pasado, ya que por medio de la Venerada Imagen del Niño se mantienen viva las tradiciones y costumbres en una sociedad cambiante y globalizada, por lo que a pesar de no estar los 365 días del año en veneración publica dentro de la Catedral Metropolitana de los Altos, cada 1ro de enero la ciudad de Quetzaltenango en busca del cortejo, nuevamente se hace la pregunta: ¿Dónde está el Niño del Santísimo?.

Trajes típicos para la fiesta del Niño del Santísimo, fotografías Cofradía del Niño del Santísimo

Trajes típicos para la fiesta del Niño del Santísimo, fotografías Cofradía del Niño del Santísimo

Trajes típicos para la fiesta del Niño del Santísimo, fotografías Cofradía del Niño del Santísimo

Devoción al Niño del Santísimo, fotografías Douglas Barillas

Devoción al Niño del Santísimo, fotografías Douglas Barillas

“Un pueblo que pasa por una de sus horas felices”.
La Quema del Diablo en la tradición Popular guatemalteca

Tradicional piñata de la Quema del Diablo
A partir de las 05:30 horas del 7 de Diciembre en Víspera de la fiesta Universal que recuerda la figura eminente de la Virgen María en su limpia e inmaculada concepción, la Ciudad de Guatemala comienza a revestirse de una atmósfera extraña y a la vez muy interesante. Las familias de antañonas casas del casco urbano abren sus puertas y junto a las aceras de sus domicilios comienzan a dispersar algunos objetos inflamables para dar inicio a los famosos “fogarones” de las 6 de la tarde. Se barren los rincones del hogar, se riega agua bendita y se reza el avemaría para luego, prender en llamas aquello que nos hace recordar la milenaria ciudad de Roma que fue incendiada por los cuatro costados por el Emperador Nerón.
Sones y alabados, olor a pino, manzanilla y el ponche caliente son los ingredientes esenciales para la composición ritual de este momento que forma parte -hasta hoy- de nuestra cultura como guatemaltecos(as); quienes en medio de esta antigua tradición de hacer fogatas para este día, reivindican simultáneamente esta costumbre como un medio para purificar sus viviendas de posibles energías malévolas reunidas durante todo el año. Así pues, la tradicional Quema del Diablo en Guatemala contiene una carga simbólica extremadamente fuerte la cual se perfila a través de las fuentes primarias escritas alrededor del siglo XVII, XVIII, XIX y XX.

La Inmaculada Concepción de TIEPOLO, GIAMBATTISTA
En Guatemala, la quema del diablo indica la apertura del ciclo de las fiestas de Navidad y Fin de año, cuyo hecho desarrolla múltiples manifestaciones populares que culminan con el día de la Virgen de Candelaria, el 02 de Febrero de cada año.
En ese sentido, para tratar de comprender estas expresiones del ideario guatemalteco, es necesario remontarnos como bien lo mencionamos anteriormente, en los periodos de colonización hispana y de vida independiente, donde dicha actividad obedece a dos tipos de órdenes fundamentales; tanto civiles como religiosos.
Al respecto, Miguel Álvarez, Cronista de la Ciudad de Guatemala en su tesis publicada en el año de 1980 “Aproximación etnográfica e histórica de las tradiciones populares de la Navidad en el Departamento de Guatemala”, nos dice que las famosas “luminarias” eran adornos festivos utilizados para las celebraciones civiles y religiosas desde la segunda mitad del siglo XVII, especialmente cuando se celebraba un hecho relacionado con la estirpe real de la monarquía española[1]

Foto Cerrito del Carmen
Algunos de estos hechos se encuentran plenamente documentados en algunos registros ubicados en el Archivo General de Centroamérica, el cual uno de ellos expresa a través de un bando publicado el 18 de diciembre de 1742 la orden de colocar faroles y decoraciones con motivo de celebrar el aniversario del nacimiento del Rey Felipe V[2]
Asimismo, durante el siglo XIX las luminarias aparecen vigentes con un matiz peculiar en este tipo de manifestaciones de carácter civil, tal como el que se llevó a cabo por parte del Noble Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala en virtud de la restitución al trono real de Fernando VII, encendiéndose luminarias las noches del 12 y 13 de mayo de 1821[3]
De hecho, no podemos obviar las luminarias que se realizaron el 15 de septiembre de 1821 y en Marzo de 1847. El primero evocaba la emancipación política de España con el Antiguo Reino de Guatemala por cuyo proceso se decidió por parte del cabildo metropolitano de aquel entonces lanzar salvas de artillería y hacer tres días de iluminación los cuales aparecen escritos en el acuerdo 18 del acta de independencia firmado dentro del Real Palacio de la Plaza Mayor[4]. El segundo se encontraba inscrito dentro del régimen conservador al momento de darse la fundación de la república el 21 de marzo de 1847 por el General Rafael Carrera y Turcios.
De esta manera, esta manifestación se traduce en primer lugar al carácter hegemónico español que fecundaba su poder por medio de estas celebraciones en las cuales las colonias americanas, especialmente la Capitanía General de Guatemala, se sometían a realizarlas con tal preeminencia hacia la familia real monárquica; y por otro lado, la idea quedó insertada en el suelo guatemalteco incluso en acontecimientos como los que se efectuaron en 1847 con el nacimiento de una unidad nacional republicana.
Por otro lado, el orden religioso es el que le da nombre a este acto y la denomina como “La Quema del Diablo” la cual constituía para esta expresión popular, la víspera de la Inmaculada Concepción -7 de Diciembre- la cual para el siglo XVIII se ve establecida de manera formal hasta nuestros días como el triunfo de María frente al demonio al ser ella la escogida para engendrar al Salvador del Mundo.

Durante el último tercio del siglo XVIII, existen inventarios que nos hablan precisamente del total de la cera consumida durante la iluminación para la antesala de la Virgen de Concepción. Dichos documentos refieren a la instalación de la ciudad en su nuevo asentamiento –la Nueva Guatemala de la Asunción- donde las luminarias efectivamente se llevaron a cabo el 7 de diciembre para anteceder la víspera de estas fiestas.
Cabe señalar que las luminarias eran colocadas en los edificios públicos, templos y casas de habitación y su confección exigía gastos considerables, de tal forma que estaban al alcance de una élite económicamente poderosa.
Existen también algunas otras atribuciones que han oscilado en torno a esta celebración, la cual afirma que la quema de figuras durante el siglo XVII se basaba en la necesidad de alumbrar el paso del rezado de la Virgen de Concepción por las calles debido a la carencia de alumbrado público que había para ese momento. Sin embargo, no se puede hablar aún de la incineración de figuras que representan a este ente maligno, debido que su aparición sobresale a partir del siglo pasado por medio de piñatas de diferentes proporciones.
Es necesario acotar brevemente la presencia del rezado guatemalteco el cual evoca una vinculación directa con los cortejos procesionales de pasión. Estos establecen una prolongación del sistema doctrinal de la iglesia hacia las calles a fin de complementar la evangelización que empezó a funcionar a partir de la llegada de los conquistadores en los primero años del siglo XVI.
El rezado como tal, ya lo describe el cronista Fray Francisco Vásquez a finales del siglo XVII, narrando como la muchedumbre se acercaba de lado a lado para acompañar a la Sagrada imagen de la Virgen de Concepción desde su altar que residía dentro del templo conventual de San Francisco en Santiago de Guatemala, que con tanta mesura y devoción también se principiaba a entonar los cantos propios de la liturgia de esta festividad[5]
En ese sentido, el rezado de la Inmaculada Concepción se debe al mismo tiempo a la propagación del culto que a partir del siglo XVI los frailes franciscanos habían comenzado a emplear en el Valle de Almolonga y posteriormente en Panchoy a través de una de las cofradías más antiguas fundadas en Santiago de Guatemala como bien lo afirma Domingo Juarros en el siglo XIX: “pasan de 30 cofradías en la Ciudad de Guatemala, pero no intentamos dar razón, sino es de las más famosas (…) la primera de que se tiene noticia es la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, de ella hacen mención los cabildos que tuvo el Noble Ayuntamiento de esta ciudad en 27 de noviembre de 1537, en 1530 y 1534[6].

Virgen de la Inmaculada Concepción del Santuario Arquidiocesano del Señor San José
Con los datos expuestos, bien podríamos deducir que la Quema del Diablo en Guatemala se infería precisamente en la celebración que establecía la Iglesia Católica para exaltar la figura de la Inmaculada Concepción desde los primeros años de dominación hispánica, cuya tradición fue fomentada primordialmente por la orden franciscana y después desplegada por todos los sectores sociales del reino principalmente desde el núcleo de la iglesia católica.
Como actualmente se sabe, la quema del diablo constituye un hecho de carácter folclórico que ha tomado gran vigor hasta ahora en varios puntos del territorio nacional tales como Villa Nueva, San Pedro y San Juan Sacatepéquez, Antigua, San Marcos, y otros puntos del país donde las 6 de la tarde del 7 de Diciembre se convierte en un verdadero espectáculo para los habitantes de estas localidades, quienes aprecian entre la pirotecnia y la algarabía como las llamas consumen las grandes obras de piñaterías que encarnan al demonio personalizados con aditamentos cómicos y satíricos de la vida política del país, tal como sucede en Antigua Guatemala cuando se coloca una de estas figuras con cartelas o accesorios que enlazan las ineficiencias del gobierno actual y que genera un efectismo verdaderamente abismal en los habitantes de ese lugar.

Pero en algunos puntos de Latinoamérica como Colombia, tanto en Bogotá como en Bucaramanga, las luminarias se realizan cada 7 de diciembre en horas de la noche colocando faroles en las ventanas de las distintas casas particulares de estos sitios. Aunque son lugares bastante distanciados de Guatemala, su rito nos puede mostrar plenamente esa permanencia histórica con la cual las luminarias se llevaron a cabo en Guatemala durante toda la época colonial hasta finales del siglo XIX.
Tal práctica mostró gran decadencia a partir de la década de 1970 a 1980 cuando muchos habitantes comenzaron a realizar hogueras con desechos de la basura con tal de mantener viva esta costumbre. Sin embargo, este proceso desencadenó críticas muy fuertes por parte de algunos sectores del país lo cual ocasionó en ese momento una alternativa inmediata con la elaboración de “diablitos” por artesanos piñateros a fin de evitar la propagación de estas fogatas con residuos tóxicos que ocasionaban un alto índice de contaminación ambiental para la ciudad.
Si bien es cierto muchas familias realizan con cautela estas fogatas con recursos que se asocian de acuerdo a su estrato social en ausencia de una piñata de estas, las probabilidades que se pueden generar de contaminación al medioambiente por la quema de estos materiales son demasiado altas. Por lo tanto, las autoridades sanitarias sugieren abstenerse de realizar este tipo de actividades con tales componentes debido al riesgo que provocan para la salud de los ciudadanos; especialmente la de niños(as) y adultos mayores; así como la preocupación por los cambios climáticos los cuales se han acelerado recientemente de una manera impresionante.

Sería difícil evitarlo, pues el largo andamiaje que mantiene esta tradición se encuentra enlazado con las afirmaciones que recitan muchas de las generaciones pasadas, las cuales resaltan que la quema del diablo a través de este tipo de materiales y objetos viejos albergados en las casas significa la expulsión de malas energías, los recuerdos desagradables dentro de la familia y por supuesto, la espera de la Fiesta de la Virgen de Concepción la cual mantiene un peso solemne de más de cuatro siglos de antigüedad.
Para el guatemalteco(a) especialmente el católico consagrado; cada 7 de diciembre a las 6 de la tarde además de reflexionar sobre el triunfo de María frente al demonio como símbolo de ser ella la escogida por Dios para concebir a su hijo único, Jesús; este momento también representa uno de los instantes en donde el pueblo de Guatemala se siente fervoroso con este tipo de tradiciones; tal como lo describe Ramón A. Salazar: “Al oir de lejos los ecos de aquel pueblo entusiasmado, cualquiera habría comprendido que ese pueblo pasaba por una de sus horas felices”[7]

No podemos perder de vista, que concluyendo el 7 de diciembre, la colocación de colgaduras en los balcones, los cortinajes, las alfombras de flores y las bombas voladoras indican la llegada del Día Clásico de Guatemala – 8 de Diciembre- con el antiguo rezado de la Imagen tutelar de la Virgen de Concepción del Templo Histórico de San Francisco quien sale a recorrer la Ciudad de Guatemala con gran pompa y elegancia a la espera de su pueblo que la recibe con mucha devoción año con año; al igual que los siguientes rezados de las Inmaculadas que imparten sus bendiciones desde este día hasta Enero de 2023, para lo cual se espera en esta ocasión un aura muy especial por aquellas personas que han dado nombre y forma a estas actividades propias del ciclo final del año en curso, dado que su contenido nunca ha sido anónima sino más bien ha sido construido por hombres y mujeres que han aportado a la tradición piadosa popular nuevos elementos y mecanismos para fomentar estas costumbres ancestrales, desde la Quema del Diablo hasta la presentación del Niño en el templo el 2 de Febrero.

Fuentes primarias y bibliográficas consultadas.
AGCA A.1.71.3 Leg 1510 Folio 10.
AGCA A1.71-1 Leg.1508, Folio 34.
Acta de declaración de Independencia de las Provincias Unidas de Centroamérica dado el 15 de Septiembre de 1821. AGCA -A1-6941-1821-57780-0000 Legajo 6941. Expediente 57780
Álvarez, Miguel Alfredo. Tesis Aproximación etnográfica e histórica de las tradiciones populares en Navidad en el Departamento de Guatemala. Publicado en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala. Año de 1980
Juarros, Domingo. Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala, Tipografía Nacional, Guatemala. 1936, pág 142.
Salazar, Ramón A. Tiempo Viejo, Recuerdos de mi Juventud, Editorial del Ministerio de Educación Pública, Guatemala, Año de 1957
Vásquez, Fray Francisco. Crónica de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús en Guatemala, Biblioteca Guatemala, Tipografía Nacional, Guatemala. 1937. Pág 254.
[1] Álvarez, Miguel Alfredo. Tesis Aproximación etnográfica e histórica de las tradiciones populares en Navidad en el Departamento de Guatemala. Publicado en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala. Año de 1980. Página 18.
[2] AGCA A1.71-1 Leg.1508, Folio 34.
[3] AGCA A.1.71.3 Leg 1510 Folio 10.
[4] Acta de declaración de Independencia de las Provincias Unidas de Centroamérica dado el 15 de Septiembre de 1821. AGCA -A1-6941-1821-57780-0000 Legajo 6941. Expediente 57780
[5] Vásquez, Fray Francisco. Crónica de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús en Guatemala, Biblioteca Guatemala, Tipografía Nacional, Guatemala. 1937. Pág 254.
[6] Juarros, Domingo. Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala, Tipografía Nacional, Guatemala. 1936, pág 142.
[7] Salazar, Ramón A. Tiempo Viejo, Recuerdos de mi Juventud, Editorial del Ministerio de Educación Pública, Guatemala, Año de 1957. Pag 46.
El Adviento es el período de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además se encuentra en el comienzo del Año Litúrgico católico. Este año 2022, comenzará el domingo 27 de noviembre y el último domingo de Adviento será el 18 de diciembre.
El Tiempo de Adviento está dividido en dos partes:
Primera parte
Desde el domingo 27 de noviembre, Primer Domingo de Adviento, hasta el 17 de diciembre. Esta etapa tiene marcado carácter escatológico, de cara a la “segunda venida”, es decir, la venida del Señor al final de los tiempos.
Segunda parte
Desde el domingo 18 de diciembre, Cuarto Domingo de Adviento, al 24 de diciembre. A estos días se les denomina la «Semana Santa» de la Navidad. Como último tramo previo al Nacimiento de Jesús, la Iglesia intensifica la preparación de los corazones orientándose a la meditación del misterio de la Encarnación, es decir, a la irrupción de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad en la historia: la Navidad.
Esquema del Tiempo de Adviento en el 2022
Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.
El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2021, comienza el domingo 27 de noviembre, y se prolonga hasta el 18 de diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
En el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.
En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.
Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.
En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.
El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:
Primer Domingo: 27 de noviembre
La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: «Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento». Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
Segundo Domingo: 4 de diciembre
La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: «Preparen el camino, Jesús llega» y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.
Tercer Domingo: 11 de diciembre
El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. La liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: «Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
Cuarto Domingo: 18 de diciembre
El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a «Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo». Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.