El Papa: La tierra sufre, necesitamos políticas previsoras de ecología integral

El Papa: La tierra sufre, necesitamos políticas previsoras de ecología integral

Alessandro De Carolis – Ciudad del Vaticano

Cuando estalló la Revolución Industrial en Inglaterra, en el siglo XVIII, las chimeneas de Manchester echando humo negro contra el cielo se convirtieron en uno de los símbolos del progreso galopante que abría una nueva era en Gran Bretaña. Pero es también, y no se percibe inmediatamente, el inicio de un proceso que poco a poco repercutirá en todas partes en términos de contaminación. Francisco tomó esta señal al recibir a una delegación de los «Interfaith Leaders from Greater Manchester», un grupo interreligioso de la metrópoli británica que vio extenderse «un enorme progreso técnico y económico» junto con «un indudable impacto negativo sobre el medio ambiente humano y natural».

Los trágicos efectos de la degradación

El Papa agradeció a la delegación, subrayando «la urgente necesidad de proteger el medio ambiente» y de «trabajar concretamente para afrontar los efectos del cambio climático», todo ello a la luz de los valores expresados en Laudato si’.

Cada vez es más evidente, en efecto, que nuestro compromiso actual para salvaguardar la creación, don de Dios, debe formar parte de un esfuerzo más amplio para promover una ecología integral, que respete la dignidad y el valor de toda persona humana y reconozca los trágicos efectos de la degradación medioambiental en la vida de los pobres.

El bien común frente a lo «descartable»

En una palabra, reafirma Francisco, se trata de «reconocer que la crisis ambiental y la crisis social de nuestro tiempo no son dos crisis separadas, sino una sola crisis, que «requiere la creación de modelos económicos nuevos y clarividentes».

Pero también requiere determinación para superar la cultura del «usar y tirar», la cultura del descarte, generada por el consumismo y la indiferencia globalizada, que inhibe los esfuerzos para abordar estos problemas humanos y sociales desde la perspectiva del bien común».

Políticas previsoras

El Papa agradece también el testimonio concreto ofrecido por el grupo interconfesional, la importancia del «importante papel» ejercido «en la contribución a una conversión ecológica tan necesaria, basada -dice Francisco- en los valores del respeto a la naturaleza, la sobriedad, la solidaridad humana y la preocupación por el futuro de la sociedad».

Un aspecto esencial de esta contribución es su compromiso, como hombres y mujeres de fe, para formar las mentes y los corazones de los jóvenes y apoyar su necesidad de un cambio de rumbo y de políticas con visión de futuro que tengan como objetivo el desarrollo humano sostenible e integral.

Papa Francisco: «Que la fiesta del deporte sea un impulso fraterno».

Papa Francisco: «Que la fiesta del deporte sea un impulso fraterno».

Que los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Francia en el verano del 2024 sean «una ocasión para encuentros profundos y fructíferos entre personas de todos los horizontes, pertenecientes a pueblos, culturas y religiones diversas». Así se lee en el mensaje del Papa Francisco, firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, dirigido a los «queridos amigos, católicos de Francia».

El Papa Francisco invita a los católicos a abrir iglesias, escuelas pero sobre todo los corazones para recibir a todos en los Juegos Olímpicos 2024. Que todos sean voluntarios para ser generosos.

Este evento debe ser la oportunidad de practicar la fraternidad. Sin distinción y para todos es el impulso que el mundo necesita. Francisco cierra su mensaje impartiendo su bendición a los organizadores y a todos los involucrados con este evento de carácter mundial.

El Papa defiende a San Juan Pablo II ‘objeto de inferencias ofensivas e infundadas’

El Papa defiende a San Juan Pablo II ‘objeto de inferencias ofensivas e infundadas’

Vatican News – 16 de Abril 2023

Tras el rezo del Regina Caeli, el Papa Francisco defendió a su predecesor San Juan Pablo II, cuya figura en los últimos días ha estado en el centro de calumniosas acusaciones vinculadas al caso Orlandi, realizadas en base a «rumores» anónimos, sin testimonios ni indicios. Acusaciones que el Pontífice calificó de «inferencias ofensivas e infundadas».

He aquí las palabras de Francisco, que tras saludar a los grupos de la Divina Misericordia presentes en la Plaza de San Pedro añadió: «Seguro de interpretar los sentimientos de los fieles de todo el mundo, dirijo un pensamiento agradecido a la memoria de San Juan Pablo II, en estos días objeto de ofensivas e infundadas inferencias».

Vatican News

El Papa: Cristo ha resucitado. Jesús, el Viviente está con nosotros para siempre

El Papa: Cristo ha resucitado. Jesús, el Viviente está con nosotros para siempre

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

El papa Francisco en su mensaje Urbi et Orbi pidió que obtengamos hoy la fuerza para perseverar en el bien, hacia el encuentro del Bien que no defrauda. … «el mayor pecado es no creer en la fuerza de la Resurrección», hoy, afirmó, creemos y «sabemos que Cristo verdaderamente resucitó».

“Creemos en Ti, Señor Jesús, creemos que contigo la esperanza renace y el camino sigue. Tú, Señor de la vida, aliéntanos en nuestro caminar y repítenos, como a los discípulos la tarde de Pascua: «¡La paz esté con ustedes!»”

El Resucitado nos pide que nos dejemos sorprender por el gozoso anuncio de la Pascua, por la luz que ilumina las tinieblas y las oscuridades que se ciernen tantas veces sobre el mundo.

Quiero decirles a todos: Feliz Pascua

El Pontífice quiso desearles a todos, con alegría en el corazón: ¡feliz Pascua!

“Que sea para cada uno de ustedes, queridos hermanos y hermanas —en particular para los enfermos y los pobres, para los ancianos y los que están atravesando momentos de prueba y dificultad—, un paso de la tribulación a la consolación”.

A todos dijo, que no estamos solos, Jesús, el Viviente, está con nosotros para siempre. Que la Iglesia y el mundo se alegren, señaló, porque hoy nuestra esperanza ya no se estrella contra el muro de la muerte; el Señor nos ha abierto un puente hacia la vida.

¡Cristo ha resucitado!

“Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado, como se proclama en las Iglesias de Oriente. Ese verdaderamente nos dice que la esperanza no es una ilusión, ¡es verdad! Y que, a partir de la Pascua, el camino de la humanidad, marcado por la esperanza, avanza veloz”. Esta prisa, nos lo muestran con su ejemplo los primeros testigos de la Resurrección, dijo el Papa.

Los Evangelios describen la prisa con la que el día de Pascua «las mujeres corrieron a dar la noticia a los discípulos». Y, después que María Magdalena «corrió al encuentro de Simón Pedro», Juan y el mismo Pedro “corrieron los dos juntos” para llegar al lugar donde Jesús había sido sepultado. En definitiva, afirmó Francisco, en Pascua el andar se acelera y se vuelve una carrera, porque la humanidad ve la meta de su camino, el sentido de su destino, Jesucristo, y está llamada a ir de prisa hacia Él, esperanza del mundo.

Alegría por signos concretos de esperanza

Alegrémonos, exclamó el Papa, por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza.

“Dirijamos una súplica al Resucitado: ¡ayúdanos a correr hacia Ti! ¡Ayúdanos a abrir nuestros corazones!”

Ucrania-Rusia-Siria-Turquía

Que el Resucitado ayude al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso. Que conforte a los heridos, a los que han perdido sus seres queridos por la guerra, que los prisioneros, dijo Francisco, puedan volver sanos y salvos con sus familias.

Exclamó Francisco, que Jesús abra los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esa guerra y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo, comenzando por Siria, que aún espera la paz.

Que sostenga a los afectados por el terremoto en Turquía y en Siria. Pidió rezar por los que han perdido familiares y amigos, o se quedaron sin casa. “Que puedan recibir consuelo de Dios y ayuda de la familia de las naciones”.

Jerusalén-Líbano-Túnez

“En este día te confiamos, Señor, la ciudad de Jerusalén, primer testigo de tu Resurrección. Expreso mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región”, señaló el Papa preocupado, y pidió ayuda por el Líbano, aún en busca de estabilidad y unidad.

También pidió por el “querido” pueblo de Túnez, en particular de los jóvenes y de aquellos que sufren a causa de los problemas sociales y económicos, para que no pierdan la esperanza y colaboren en la construcción de un futuro de paz y fraternidad.

Francisco: «Para nosotros, discípulos del Abandonado, nadie puede ser abandonado»

Francisco: «Para nosotros, discípulos del Abandonado, nadie puede ser abandonado»

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Esta es la invocación que la Liturgia nos propone en el salmo responsorial (Sal 22,2) y la única pronunciada en la cruz por Jesús en el Evangelio. En estas palabras se condensa el centro de la homilía del Papa Francisco en la santa misa del Domingo de Ramos, celebrada en la mañana de este 2 de abril en la Plaza de San Pedro.

Frente a más de 60.000 fieles y peregrinos congregados en la Ciudad Eterna, según las cifras de la Gendarmería vaticana, el Santo Padre puntualizó que la frase de Jesús nos lleva al corazón de la pasión de Cristo, al punto culminante de los sufrimientos que padeció para salvarnos.

El Obispo de Roma reflexionó sobre el sufrimiento de Jesús, «que fue grande», puntualizó, y remarcó que padeció en el cuerpo, en el alma, en el espíritu. El más lacerante sufrimiento es el del espíritu, según el Pontífice. De hecho, Francisco hizo notar que, en la hora más trágica, Jesús experimenta el abandono de Dios. Un acontecimiento real, un abajamiento extremo. «El Señor -dijo- llega a sufrir por amor a nosotros, lo que nos es difícil incluso de comprender. Ve el cielo cerrado, experimenta la amarga frontera del vivir, el naufragio de la existencia, el derrumbamiento de toda certeza. Grita el ‘por qué’ de los ‘por qué'».

 

«Tú estás ahí, Jesús»

El Papa subrayó que el verbo «abandonar» en la Biblia es fuerte; aparece en momentos de extremo dolor: en amores fracasados, negados y traicionados; en hijos rechazados y abortados; en situaciones de repudio, viudez y orfandad; en matrimonios agotados, en exclusiones que privan de vínculos sociales, en la opresión de la injusticia y la soledad de la enfermedad. «En fin, en las más dramáticas heridas de las relaciones. Cristo llevó todo ello a la cruz, tomando sobre sí el pecado del mundo. Y en el momento culminante, el Hijo unigénito y amado experimentó la situación que le era más ajena: la lejanía de Dios».

«Esto no es un espectáculo»

El Santo Padre invitó a preguntarnos: «¿Por qué llegó a este punto?» e inmediatamente sugirió la única respuesta: «Por nosotros». «No hay otra respuesta. Por nosotros».

Francisco remarcó que «hoy esto no es un espectáculo» y dijo que cada uno, escuchando el abandono de Jesús, cada uno de nosotros nos decimos: «Por mí. Este abandono, es el precio que él pagó por mí». Es decir, Jesucristo se hizo solidario con nosotros hasta el extremo, para no dejarnos rehenes de la desolación y estar a nuestro lado para siempre.

«Hermano, hermana, lo hizo por ti, por mí», prosiguió Francisco, «para que cuando tú, yo, o cualquiera se vea entre la espada y la pared, -es feo eso de verse con la espalda contra la pared-, se ve perdido en un callejón sin salida, sumido en el abismo del abandono, absorbido por el torbellino del ‘por qué’ pueda tener esperanza. Él, por ti, por mí. No es el final, porque Jesús ha estado allí y está ahora contigo. Él, el Padre y el Espíritu sufrieron el alejamiento del abandono para acoger en su amor todos nuestros distanciamientos.

«Para que cada uno de nosotros pueda decir: en mis caídas, cada uno de nosotros ha caído muchas veces… y cada uno de nosotros pueda decir: en mis caídas, en mi desolación, cuando me siento traicionado, o he traicionado a otros, cuando me siento descartado o he descartado a otros, cuando me siento y abandonado o he descartado a otros, pensamos que Él ha sido abandonado, traicionado, descartado. Y ahí lo encontramos a Él. Cuando me siento mal y perdido, cuando ya no puedo más, Él está conmigo, Él (está) ahí, en los mil y tantos caprichos de los porqués, y con tantos porqués sin respuesta, Él está ahí».

El Santo Padre recorrió la Plaza de San Pedro en el papamóvil antes de presidir la eucaristía. El celebrante en el altar fue el Cardenal Leonardo Sandri, vicedecano del Colegio Cardenalicio. (Vatican Media)

 

El Señor nos salva desde el interior de nuestros «por qué» y desde ahí despliega la esperanza, que no desilusiona, observó Bergoglio, apuntando que en la cruz, aunque se sienta abandonado completamente, no cede a la desesperación, este es el límite, sino que reza y se encomienda. Por el contrario, en el abandono se entrega. Y en ese abandono sigue amando a los suyos que lo habían dejado solo

El amor de Jesús transforma los corazones de piedra en corazones de carne

El Pontífice dijo que un amor como el de Jesús, todo para nosotros, hasta el final, es capaz de piedad, de ternura, de compasión. «Y este -sostuvo Francisco- es el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura. Dios es así. Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados. Porque en ellos no sólo están los necesitados, sino que está Él, está con ellos, Jesús abandonado, Aquel que nos salvó bajando hasta lo más profundo de nuestra condición humana».

Hoy hay tantos «Cristos abandonados»

El Santo Padre manifestó: «Cristo abandonado nos mueve a buscarlo y amarlo en los abandonados. Porque en ellos no sólo están los necesitados, sino que está Él, está con ellos, Jesús abandonado, Aquel que nos salvó descendiendo hasta lo más profundo de nuestra condición humana. Él está con cada uno de ellos, abandonado hasta la muerte». El Papa pensó en algunos, como la persona en situación de calle, procedente de Alemania, que falleció en noviembre de 2022 bajo la columnata de Bernini, «solo, abandonado».

«Y es Jesús para cada uno de nosotros. Tantos necesitan nuestra cercanía, tantos abandonados. Yo también necesito que Jesús me acaricie y se acerque a mí, y por eso voy a verle a los abandonados, a los solos».

El Pontífice evidenció la existencia de tantos «Cristos abandonados» en la actualidad: pueblos enteros explotados y abandonados a su suerte; pobres que viven en los cruces de las calles, con quienes no nos atrevemos a cruzar la mirada; hay migrantes que ya no son rostros sino números; hay presos rechazados, personas catalogadas como problemas.

«Pero también hay tantos cristianos invisibles, escondidos, abandonados, que son descartados con guante blanco: niños no nacidos, ancianos abandonados, ancianos que pueden ser tu padre, tu madre quizás, abuelo, abuela… abandonados en geriátricos, enfermos no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor. Y no encuentran otro camino (que el suicidio)… Los abandonados de hoy. Los Cristos de hoy».

El Papa Francisco presidió la eucaristía un día después de su alta médica del Hospital A. Gemelli, donde estuvo ingresado del miércoles 29 de marzo al sábado 1º de abril. (Vatican Media)

 

Los rechazados y excluidos son íconos vivos de Cristo

Jesús abandonado -dijo el Pontífice- nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Y para nosotros, discípulos del Abandonado, nadie puede ser marginado, nadie puede ser abandonado a su suerte; porque, recordémoslo, los rechazados y excluidos son iconos vivos de Cristo, nos recuerdan su amor loco, su abandono que nos salva de toda soledad y desolación.

El Santo Padre nos invitó a pedir la gracia de saber amar a Jesús abandonado y saber amarlo en cada persona abandonada, de saber ver y reconocer al Señor que todavía grita en ellos. Exhortó a no dejar que su voz se pierda en el silencio ensordecedor de la indiferencia. Puesto que Dios no nos ha dejado solos, Francisco nos instó a ocuparnos de los que están solos.

«Entonces, sólo entonces, haremos nuestros los deseos y sentimientos de Aquel que por nosotros «se anonadó de sí mismo» (Flp 2,7). Se anonadó (se anonadó) totalmente, por nosotros», finalizó el Papa.

Ser coherentes entre lo que se cree y lo que se vive, entre fe y obras

Ser coherentes entre lo que se cree y lo que se vive, entre fe y obras

El Papa: Ser coherentes entre lo que se cree y lo que se vive, entre fe y obras

En su octava catequesis sobre la pasión de evangelizar, el Papa Francisco reflexionó a partir de la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, de san Pablo VI, «obra maestra de la evangelización» que invitó a todos los fieles a leer. Afirmó que la evangelización “es más que una simple transmisión doctrinal y moral”, puesto que es, ante todo, «dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo».

Vatican News

El Papa Francisco continuó este miércoles 22 de marzo con la serie de catequesis dedicada a la pasión por la evangelización. La octava catequesis de esta serie trató sobre “el primer camino de evangelización: el testimonio”, y la lectura que acompañó la audiencia fue la primera carta de San Pedro, capítulo 3, versículos 8-9.

Dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo

El Santo Padre reflexionó sobre la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, de san Pablo VI, dedicada a la evangelización en el mundo contemporáneo y afirmó que la evangelización “es más que una simple transmisión doctrinal y moral”, puesto que ante todo es «dar testimonio del encuentro personal con Jesucristo». Se trata de “un testimonio indispensable”, porque el mundo necesita “evangelizadores que le hablen de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente”:

No es transmitir una ideología o una doctrina – entre comillas – sobre Dios, no. Es transmitir a Dios que se hace vida en mí.

 

Ser “coherentes”

El Papa señaló luego que es necesario recordar que el testimonio comprende también la fe profesada, es decir la adhesión convencida y manifiesta a Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo. Esto es muy importante porque “la gente necesita de testigos, es decir, de personas que sean coherentes entre lo que creen y lo que viven, entre la fe que profesan y las obras que realizan”.

No se es creíbles sólo pronunciando una doctrina o una ideología. Una persona es creíble si hay armonía entre aquello que cree y lo que vive. […]Muchos cristianos ‘dicen’ que creen, pero viven de otra cosa. Y esto es hipocresía. El contrario del testimonio es la hipocresía.

 

Aceptar el “riesgo desestabilizante” de la búsqueda

Además, el Santo Padre explicó que “cada uno de nosotros está llamado a responder a tres preguntas fundamentales” formuladas por Pablo VI: “¿Creen verdaderamente en lo que anuncian? ¿Viven lo que creen? ¿Predican verdaderamente lo que viven?”. Y puesto que “no nos podemos conformar con respuestas fáciles y preconfeccionadas”, estamos llamados a aceptar también “el riesgo también desestabilizante de la búsqueda”, confiando plenamente en la acción del Espíritu Santo que obra en cada uno de nosotros, empujándonos a ir siempre más allá.

 

La Iglesia debe evangelizarse a sí misma

También recordó el Papa que el testimonio de una vida cristiana conlleva un camino de santidad, que no está reservada a pocos. La santidad “es don de Dios y requiere ser acogida y que fructifique para nosotros y para los demás”.

Nosotros, elegidos y amados por Dios, debemos llevar este amor a los demás.

Por otra parte, es menester tener en cuenta que los destinatarios de la evangelización no son sólo las personas que están fuera de la Iglesia —porque profesan otra religión o no profesan ninguna—; sino también nosotros mismos, que pertenecemos al Pueblo de Dios.

Esto significa que la misma Iglesia, para poder evangelizar, necesita ser evangelizada, y para ello está llamada a recorrer un camino exigente, de continua conversión y renovación.

De hecho, el Papa Francisco advirtió que “si la Iglesia no se evangeliza a sí misma se vuelve una pieza de museo”; y explicó que lo que la «actualiza» continuamente es, precisamente, la evangelización de sí misma.

Tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor. La Iglesia, que es un Pueblo de Dios inmerso en el mundo y, con frecuencia, tentado por los ídolos, necesita saber proclamar las grandezas de Dios. En una palabra, esto quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, necesita tomar el Evangelio, rezar y sentir la fuerza del Espíritu que va cambiando el corazón.

 

Siempre “con” el Espíritu Santo

Francisco afirmó también que la Iglesia debe ir adelante y crecer continuamente para permanecer joven. Y otro punto que señaló es que «debe ser una Iglesia que encuentra ‘dialógicamente’ el mundo contemporáneo, que teje relaciones fraternas, que genera espacios de encuentro”, pero que al mismo tiempo “encuentra cada día al Señor y dialoga con el Señor, y deja entrar al Espíritu Santo que es el protagonista de la evangelización”.

Sin el Espíritu Santo nosotros sólo podríamos hacer publicidad de la Iglesia, no evangelizar. Es el Espíritu Santo en nosotros, el que empuja hacia la evangelización, y esta es la verdadera libertad de Hijos de Dios.

Por último, concluyó invitando a leer y reflexionar la Evangelii nuntiandi, que él mismo, confesó, lee a menudo, porque es “la obra maestra” de San Pablo VI, “herencia que nos dejó para evangelizar”.

Fuente: Vatican News