LA CUARESMA

INICIA CON CENIZA Y TERMINA CON FUEGO, LUZ Y AGUA

 La cuaresma inicia con el signo de la ceniza y concluirá con tres importantes signos: fuego, agua y luz, propios de la Vigilia pascual.  Es interesante esa correlación de elementos porque la <cinis> (ceniza en latín) tiene un sentido simbólico de muerte, caducidad, mientras que los otros tres, son vida, luz, brillo, esperanza.  Vemos aquí esa simbología que se contrapone pero que a la vez es esperanzadora: “De la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz.”

 El signo material y visible de la ceniza es respaldado con las palabras que dice el sacerdote al momento de la imposición: <Convertíos y creed en el evangelio> (Mc 1,15) o <Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás> (Gn 3,19).  Cuando se recibe la ceniza se asume un compromiso de cambio: de dejar morir al hombre viejo,  quemar las pasiones que dominan nuestra debilidad humana, para vestirnos del hombre nuevo.  Por eso el miércoles de ceniza nos marca el inicio de un tiempo favorable, de una especie de retiro espiritual que habrá de vivirse durante estos cuarenta días.

 Veamos lo que recoge el libro de Jonás, que refiere que Yahveh envió a éste  a Nínive para que llamara a sus pobladores a la conversión. “Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal desde el mayor al menor.  La Palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza.” (Jonás 3,6).   Este trozo del evangelio continúa al mostrar cómo Dios se apiadó de Nínive ya que vio que tuvieron gestos y actitudes de cambio, de arrepentimiento y conversión.

 Es interesante reunir y asociar estos elementos que estamos descubriendo para no caer en una mera costumbre (recibir la ceniza) sin correlacionarla con un cambio.  Vimos que la ceniza es signo de humildad y penitencia y como tal debe empujarnos a eso.  Ya Abrahán dijo: <en verdad soy polvo y ceniza> Gn 18, 27.   En este mundo estamos de paso y por tanto no vale la pena vestirnos de soberbia, orgullo, envidia, ni tampoco movernos en escenarios asociados al placer, tener y poder.

 De ahí la pregunta ¿qué estamos dispuestos a cambiar en estos cuarenta días? Y reflexionar sobre cómo queremos llegar al Triduo Pascual.  No hay que perder de vista que la cuaresma es un camino, sí, un camino que nos conducirá a la Pascua de Resurrección.  Finalizados estos cuarenta días de oración, penitencia, ayuno y caridad, algo tendrá que haber sucedido en nosotros, al estilo del pueblo de Nínive, para que el Señor se apiade de nosotros.  

 ¿De qué nos estamos vistiendo, qué estamos quemando en nuestra vida, qué tengo que transformar en ceniza?  Preguntas que hay que aplicar en lo personal y familiar.  

 Hay algo que no tenemos que perder de vista, que la ceniza no debe dejarnos en un estado permanente de tristeza; el Señor quiere que hagamos un espacio a la novedad de la vida pascual; como dice el Papa Francisco: hay que vivir la alegría del evangelio.  La cruz hay que saberla llevar pero también hay que entender que hay pascua, resurrección, vida, alegría.  No tiene sentido quedarnos en el calvario sin pasar a la gloriosa Resurrección.  Tu vida y la mía deben experimentar una pascua (un paso, un cambio, conversión).

 De ahí que este miércoles de ceniza debe ser apenas el inicio de un largo camino, el cual hay que aprovecharlo día a día con acciones como: leer el evangelio de cada día, rezar, meditar, propiciar cambios, marcar un itinerario de vida. 

 Hoy en día, existe una serie de recursos que nos ayudarán a conformar un itinerario de acciones. Puedes buscar plataformas en el internet que te apoyarán a llevar día a día,  prácticas sencillas y muy significativas. En todo caso, cada uno a su ritmo podrá hacer lo suyo. Acudamos a Misa y participemos en ella con devoción y fe; recibamos la ceniza y comprendamos lo que ésta significa en el camino a la Pascua del Señor.

 Les deseo a todos un buen inicio de la cuaresma y así como decimos “nos vemos en las filas” también podamos decir, con renovado espíritu: “nos vemos en la Vigilia Pascual.”

 Por: Byron Valdizón Catalán / Director Radio Estrella 89.3 FM