El Papa Francisco llama a la paz mundial en su mensaje navideño
En la Solemnidad de la Natividad del Señor, el Papa Francisco pronunció su esperado mensaje navideño desde la Basílica de San Pedro e impartió la tradicional Bendición Urbi et Orbi. Con palabras llenas de esperanza y compasión, el Pontífice invitó a un mundo dividido por guerras y conflictos a abrazar la misericordia de Dios como fuerza transformadora.
Jesús, la Puerta de la Paz
“La misericordia de Dios lo puede todo, desata todo nudo, abate todo muro que divide, disipa el odio y el espíritu de venganza. Vengan, Jesús es la Puerta de la paz”, declaró Francisco. Su mensaje central se centró en la figura de Jesús como la Puerta Santa del Jubileo, una puerta abierta de par en par para reconciliarse con Dios, consigo mismos y con los demás.
El Papa destacó que esta reconciliación requiere valor y sacrificio, instando a dejar atrás divisiones y contiendas. Recordó también que “Jesús, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, es la Puerta abierta de par en par que estamos invitados a pasar para redescubrir el sentido de nuestra existencia y la sacralidad de cada vida”.
Llamado urgente a la paz mundial
El Pontífice dedicó parte de su mensaje a diversas regiones del mundo afectadas por conflictos:
- Ucrania: Un apremiante llamamiento a que “callen las armas” en esta tierra martirizada, pidiendo negociaciones y gestos de diálogo para alcanzar una paz justa.
- Oriente Medio: Desde Belén, dirigió su pensamiento a las comunidades cristianas en Israel, Palestina y Gaza, instando al cese de la violencia y la liberación de rehenes.
- África: Expresó su preocupación por las poblaciones de la República Democrática del Congo y otros países golpeados por conflictos, terrorismo y los efectos del cambio climático.
- América Latina: Solicitó soluciones en Haití, Venezuela, Colombia y Nicaragua para promover la armonía social y superar las divisiones políticas.
- Myanmar y el Cuerno de África: Imploró por paz, acceso a ayuda humanitaria y negociaciones de alto el fuego.
El poder del perdón y el compromiso con el bien
Francisco también enfatizó la importancia del perdón. Pidió que el Jubileo sea una ocasión para perdonar las deudas de los países más pobres y recordó a cada persona la necesidad de perdonar las ofensas recibidas. “Jesús ha venido a curarnos y perdonarnos. Que cada uno, peregrino de esperanza, vaya a su encuentro”, afirmó.
Finalmente, expresó su gratitud a quienes trabajan incansablemente por el bien común: padres, educadores, personal sanitario, fuerzas del orden y misioneros que llevan luz y consuelo a los más necesitados.
Un llamado universal
“Abrámosle las puertas de nuestro corazón, como Él nos ha abierto de par en par la puerta del suyo”, concluyó el Papa, invitando a todos los pueblos y naciones a abrazar la esperanza, silenciar las armas y construir un mundo de paz y reconciliación. Este mensaje, en el inicio del Año Jubilar, se erige como un faro de luz en medio de las sombras de los tiempos actuales.