Guatemala vibra con la fe a la Virgen de Guadalupe
Guatemala se llena de fervor religioso al celebrar hoy el día de la Virgen de Guadalupe, una de las advocaciones marianas más veneradas en el país. Desde la madrugada, miles de feligreses se congregan en el Santuario de Guadalupe, ubicado en la zona 1, para expresar su devoción a la «Morenita del Tepeyac».
El ambiente festivo se vive en cada rincón del templo y sus alrededores. El aroma a incienso, los cantos religiosos y las coloridas alfombras de aserrín crean una atmósfera única de fe y tradición. Muchos fieles llegan con flores, velas y vestimentas tradicionales para honrar a la virgen.
Las actividades en honor a la Virgen de Guadalupe iniciaron días atrás con el rezo de la novena, pero hoy alcanzan su punto culminante con misas especiales, procesiones y manifestaciones culturales. La tradicional procesión recorrerá las calles del Centro Histórico, llevando la imagen de la virgen en un anda adornada con flores. Cientos de devotos acompañarán el cortejo, demostrando su fe con cantos, oraciones y bailes.
La celebración a la Virgen de Guadalupe no se limita al Santuario. En distintos puntos de la ciudad y del país, se realizan actividades religiosas y festivas en su honor. Desde pequeñas capillas hasta grandes iglesias, Guatemala se une en una sola voz para expresar su amor y gratitud a la «Emperatriz de América».
La devoción a la Virgen de Guadalupe forma parte del patrimonio cultural guatemalteco, representando un símbolo de fe, esperanza e identidad nacional.
El origen de la Virgen de Guadalupe se entrelaza con la historia y la fe, combinando elementos indígenas y católicos en una narrativa rica y compleja. Su historia se remonta al siglo XVI, con la aparición mariana al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en México.
Según la tradición, la Virgen María se apareció a Juan Diego en cuatro ocasiones entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531. En estas apariciones, la Virgen, hablando en náhuatl, le pidió que se construyera un templo en su honor en ese lugar. Para probar la veracidad de sus visiones, la Virgen le pidió a Juan Diego que recolectara rosas en el árido cerro del Tepeyac en pleno invierno. Juan Diego obedeció y, al abrir su tilma (manto) frente al obispo Juan de Zumárraga, las rosas cayeron al suelo y se reveló la imagen de la Virgen impresa milagrosamente en la tela.
Esta aparición tuvo un profundo impacto en la evangelización de México. La Virgen de Guadalupe, con su piel morena y sus rasgos mestizos, se convirtió en un símbolo de unión entre las culturas indígena y española. Su imagen representó la esperanza y la protección para los indígenas, quienes la identificaron con Tonantzin, la diosa madre de la cultura prehispánica.