Jesús de la Buena Muerte y su procesión

El templo de los padres predicadores -Santo Domingo- custodia una de las colecciones más completas de pintura y escultura colonial guatemalteca.  A la par del valor artístico y cultural de los mismos, son un tesoro de la espiritualidad guatemalteca.

Como conjuntos que envían un discurso integrado, muchos de los pasajes representados en pintura y escultura corresponden a los misterios del rosario, dada la vinculación de la orden dominicana con el ejercicio piadoso del rezo del rosario, el cual, hasta la fecha es un recurso valioso para la propagación de la devoción y el misticismo propios de esta orden fundada por Santo Domingo de Guzmán.

Jesús Nazareno de la Buena Muerte, por Mónica Rodríguez

No es de extrañar entonces que las esculturas vinculadas con los misterios dolorosos ocupen un espacio importante, no solo en la iglesia de Santo Domingo, sino en la espiritualidad y admiración de los fieles.  Jesús azotado, Jesús del pensamiento coronado de espinas, Jesús Nazareno y Jesús sepultado, reciben continuamente la veneración de los católicos.

Dentro de los mencionados, recibe especial atención en la actualidad el Nazareno, una obra escultórica del XIX que muestra a Jesús en el momento de reincorporarse de una de sus caídas.  A pesar de proceder de una temporalidad tardía si se compara con otras esculturas procesionales del mismo templo, no existe información localizada sobre su autoría o fecha de realización, pudiendo la misma corresponder desde la mitad del siglo en mención, hasta finales de este. También resulta interesante el hecho que el nombre con el que se le conoce, “de la Buena Muerte” sea originalmente el del Cristo de la flagelación que se procesiona con el Santo Entierro, cuyo culto gozó de gran difusión a finales del siglo XVIII y principios del XIX. La confusión de los nombres se dio por los espacios ocupados dentro de la capilla de la Buena Muerte, desplazando el Nazareno al flagelado a principios del siglo XX.

Jesús Nazareno de la Buena Muerte, por Roxana Álvarez

Sobre su procesión, la revista “El pabellón del rosario” describe su realización entre 1908 y 1945, en forma intermitente y variando de días y horarios, sin indicar el porqué de su desaparición. En 1991 se funda una asociación para dedicarse al culto de la imagen dando lugar a la creación de una procesión en el tercer domingo de cuaresma que inició en 1998.  Muy corta, recorrió por espacio de 3 horas el barrio de Gerona. La procesión llegó en el año 2000 a La Merced y ya en el año 2008 pasaba por la Catedral Metropolitana, mostrando un crecimiento sostenido para llegar a realizar un recorrido de más de 14 horas. En el año 2013 estrenaron andas procesionales de 80 brazos.  La imagen cuenta con 12 túnicas bordadas en diversos talleres; 2 cruces procesionales y actualmente es acompañado por una escultura de la Virgen de Dolores, elaborada en Costa Rica e importada en el año 2019.

Jesús Nazareno de la Buena Muerte, por Mariano Lickes

La procesión de Jesús Nazareno de la Buena Muerte es uno de los mejores ejemplos que ilustran la permanencia de los valores tradicionales de la conmemoración de la pasión de Cristo entre grupos de jóvenes que lideran ya la realización de este solemne acto de la religiosidad popular guatemalteca, llenando de vitalidad el ciclo tradicional de la Cuaresma.

 

Por Walter Enrique Gutiérrez Molina. Historiador, catedrático titular, Universidad de San Carlos de Guatemala