La Primera Vecina del Valle de la Ermita: La Virgen del Carmen

Cuando el lluvioso mes de Julio aparece ante los ojos de los católicos guatemaltecos, sus miradas se posan inmediatamente en el calendario litúrgico con motivo de preparar una vez más la agenda impresionante cargada de actividades religiosas dedicadas al patrón titular de cada iglesia de este país. En ese sentido, la llegada de un nuevo 16 de Julio en la Ciudad de Guatemala -como en otros puntos del territorio nacional-, la fiesta por excelencia está ex profesamente dedicada a la devoción de la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo o, conocida tradicionalmente como La Virgen del Carmen.

En la actualidad, esta celebración mariana recibe diferentes títulos dado el influjo cultural y las variantes históricas que esta ha sufrido en diferentes naciones. Sin embargo, la premisa alrededor de esta fiesta descansa justamente en los relatos que describe el Profeta Elías en el Libro primero de los Reyes del Antiguo Testamento. En esta referencia, se alude a la aparición de la Virgen María que, en vista de una fuerte sequía que asolaba a la comunidad Israelí, el profeta Elías prometió a Dios que el rey Ajaab y el pueblo abandonarían al dios Baal para que aquel terminara con la sequía. Elías emprendió la marcha hacia el Monte Carmelo donde en varias ocasiones subió para ver si su promesa surtía efecto. En su última explanada hacia aquel montículo, este personaje logró observar «una nubecita no más grande que la palma de la mano donde apareció la Virgen Maria»1, poniendo así el inicio de una historia que se conmemora hasta el día de hoy.

El bello paisaje de una Nueva Guatemala desde la cima del Cerrito del Carmen documentada en una serie de fotografías de Edward Muybridge en 1875.

De hecho, esta es la principal y más recurrente anotación que se inscribe por diferentes comunidades cristianas que dedican un culto especial hacia la Virgen del Carmen; esto con la finalidad de promover una devoción plenamente consolidada hacia cada uno de los corazones de los fieles devotos y devotas que acogen amparo protector bajo el manto poderoso de nuestra Señora. No obstante, existen otros testimonios donde se hace mención sobre estas apariciones de la Virgen del Carmen –por ejemplo- en la Europa Medieval del Siglo XIII cuando el santo de origen francés, San Simón Stock, hace una estructuración directa y ejemplar en la orden de los carmelitas para reforzar entre sus seguidores la evangelización de los cristianos por medio del Santo Escapulario, objeto articulador dado a San Simón para aquel grupo por los cuales sus miembros comenzaron a difundir la doctrina de cristianización hacia las almas redimidas a través del escapulario2.

De esta forma, el culto de la Virgen del Carmen y su particular iconografía utilizando el escapulario como arma de salvación eterna para los hombres, de alguna manera se introduce con la llegada de los conquistadores en el Siglo XVI en el nuevo continente y tras ellos, los primeros misioneros encargados de propagar esta veneración hacia cada individuo. Para el caso de Santiago de Guatemala, las veneraciones a los santos, sus cultos y sus tradiciones estuvieron en su máximo esplendor desde 1524 hasta finales del Siglo XVIII; momento en las cuales estas prácticas religiosas fueron alternadas justamente cuando se buscaba un nuevo espacio habitacional de resguardo luego de los fuertes sismos que se produjeron en el Valle de Panchoy la tarde del 29 de Julio de 1773. Por tal motivo, en 1776 la Ciudad tuvo que desplazarse hacia un territorio fuera del alto nivel sísmico como los que se habían presentado en los anteriores asentamientos de Iximché, Almolonga y Panchoy.

Magnífica estampa de la Virgen del Carmen traida en manos de Juan Corz a principios del Siglo XVII. Fotografía correspondiente al archivo de la página del Santuario de la Virgen del Cerrito del Carmen en la Ciudad de Guatemala.

Ahora bien, el Cerrito del Carmen en este valle, es el punto de partida por el cual se llevaron a cabo las sesiones correspondientes del honorable consejo municipal para determinar el traslado de la Ciudad y con ello, el inmediato trazado del Centro Histórico que partía desde aquella colina. Para ese entonces, la primera efigie que mantuvo una fuerte carga de fervor por parte de los moradores del Valle de la Ermita fue la Virgen del Carmen, llegando a este sitio dentro de un pequeño empaque como encargo de la Madre Teresa de Jesús en las manos del peregrino genovés Juan Corz a principios del Siglo XVII. Cabe resaltar a este personaje histórico considerado por la iglesia como una especie de hechicero que había tenido fuertes acusaciones por parte de la Santa Inquisición debido a las calumnias de un sacerdote, quien se había vuelto su enemigo dado el influjo de milagros impartidos por el franciscano terciario; cuyas afirmaciones aparentemente había brindado en el Valle de las Vacas al lado del pequeño obsequio de la Madre Teresa, la Virgen del Carmen.3

Como se advierte en el encabezado de este artículo, la Virgen del Carmen es considerada la primera vecina de este asentamiento al lado de Juan Corz al instalarse sobre estas tierras a principios del Siglo XVII, decidiendo de inmediato buscar un refugio para resguardar la escultura de la virgen y llevando consigo todas las prerrogativas y mandatos que la Madre Santa Teresa de Jesús le había encomendado en Ávila, España al momento de hacer su retorno por Tierra Santa, logrando hacer su pasaje por la citada ciudad donde estaba ubicada esta Santa. Dentro de las promesas dadas a Juan Corz por parte de Santa Teresa de Jesús se incluye una muy interesante la cual indica que bajo los pies de aquella diminuta imagen, se iniciaría la construcción de una esplendorosa ciudad y con tal fundación, el patrocinio de la Virgen sobre los habitantes de aquella urbe donde ella tuviera su recinto de mayor veneración.

05 de Marzo de 2003 El Cronista de la Ciudad Miguel Álvarez Arévalo junto al Licenciado Carlos Mauricio Morán del Registro de Bienes Culturales del IDAEH, verificando el estado actual y las condiciones físicas de la Virgen luego de el rescate tras su robo en 2001. Foto cortesía de Miguel Álvarez A

Fue así como Juan Corz llegó a Guatemala con la imagen de la Virgen del Carmen y buscó el sitio apropiado para cumplir con la promesa encomendada en España. Para ello, Juan Corz siguiendo el camino que lo condujo al Valle de las Vacas, logró encontrar en dicha región una gruta conocida hasta hoy como El Rincón de la Leonera, siendo este un peñasco semiárido donde encontró dos cuevas consideradas adecuadas para el cuidado de la imagen y por otro lado, aprovechó aquellas cavernas junto al río de las Vacas como alojamiento para descanso luego de su larga navegación hacia este lugar. Ahí permaneció durante las primeras dos décadas del Siglo XVII donde fue recibido por los pobladores quienes regularmente llegaban a visitar a la Virgen del Carmen.

Finalmente Juan Corz visitó un cerro que inmediatamente le recordó el Monte Carmelo; haciendo que los pobladores circunscritos en aquel punto lograran construir la primera capilla para dicha imagen.
No obstante, algunos embates relacionados con la fuerza sobrenatural ocasionados alrededor del año de 1613, destruyeron la techumbre de paja de aquel primer templo y algunos ranchos de los pobladores circunscritos en la misma, lo cual obligó la instantánea reconstrucción de una ermita mucho más sólida y fortificada dada por culminada en 1620, motivo por el cual el Valle de las Vacas, despide paulatinamente ese nombre y posteriormente fue bautizado como Valle de la Ermita. Posteriormente fueron llevadas varias familias de indígenas de Canalitos, originarios de Santa Cruz Vera-Paz para confiar su cuidado y protección en los alrededores de aquel cerro. En cuanto a la escultura de la virgen, es necesario señalar algunas de sus características propias las cuales pueden inferirse por la influencia española vista plenamente identificada en la fisonomía de su rostro y su cuerpo tallado con técnica de estofe estilo rústico, propio del Siglo XV. También su encarnado, los rayos dorados, querubines y toda su tipología artística nos permiten determinar ciertos vestigios del renacimiento italiano que estaba en vigencia durante aquella época.

La base también de plata con una media luna menguante que posa a los pies de la Virgen, nos recuerda la iconografía primigenia que se fue expandiendo durante los primeros años del Siglo XVI en Europa y América. Así mismo, lleva una corona trabajada también con las características de la platería del ultrabarroco guatemalteco y, dentro de la orla con doce estrellas puesta en la parte superior de la misma se halla una cruz bañada de plata. Lastimosamente, en 2001 esta imagen fue objeto de robo y milagrosamente se recuperó en un camino de terracería por una familia de Tecpán Chimaltenango, quienes la entregaron al Instituto de Antropología e Historia –IDAEH- en 2003, haciendo su restauración necesaria debido a los daños que presentaba la Virgen, incluyendo rasguños, piezas faltantes de orfebrería, entre otros.

En la composición del templo, encontramos en todo su conjunto una notable apariencia medieval por medio del levantamiento de las dos torres principales que coadyuvan para darle aspecto a los fuertes de Santiago de Matamoros de mediados del Siglo XIX, cuyo lugar lleva ese nombre por el apellido de una influyente familia vecina de este valle y de San José en dónde ahora se encuentra el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias. No podemos perder de vista la presencia de una campana fundida en 1921 con motivo del primer centenario de la Independencia centroamericana, labrando en toda su figura las imágenes de los próceres; esta se encuentra posicionada en la parte alta del santuario, apelativo con el que se bautizó esta iglesia en 1996 por el Mandatario de aquel entonces, Oscar Berger.

Su fachada muestra algunos personajes del santoral cristiano y al mismo tiempo, evidencia palpablemente un recurso arquitectónico renacentista utilizado por Sebastiano Serlio a finales del Siglo XV y principios del XVI como lo son las pilastras abalaustradas serlianas, elemento que se incrustó en Guatemala a través del Arquitecto Mayor Diego de Porres llegando a gustar a muchos de los pobladores de este valle y a muchos de los viajeros, dejando testimonio fiel de su interés por la calidad en este monumental edificio.4

Complejo arquitectónico de la iglesia en el siglo XIX situada en la cima del cerrito, notándose las capillas posas aún y la presencia de una cruz atrial a un costado de la iglesia. Cortesía del Cronista de la Ciudad, Miguel Álvarez.

En la nave principal y única del interior del templo, se encuentran diferentes hornacinas que rememoran la veneración a diferentes santos de la orden franciscana; enfilando su recorrido hacia la sacristía y el retablo del altar mayor, cuyo mobiliario que data del Siglo XVIII resguarda a la impresionante imagen de la Virgen del Carmen quien desde ese punto, recibe innumerables oraciones cada 16 de Julio de parte de sus fieles para obtener en ellos las gracias divinas de la virgen y las abundancias de la promesa de Dios a través del cuidado amoroso y maternal de nuestra Señora. Algunas pinturas barrocas ubicadas en el presbiterio de la iglesia realizadas durante el Siglo XVIII retratan particularmente en cuerpo completo a Don Juan José Morales de Roa y Alfarol quien con todo su entusiasmo estuvo a cargo de la dirección de la iglesia durante aquel entonces. Dicho religioso según las fuentes documentales, se encontraba enterrado en el centro de la iglesia donde estaba colocada una losa fechada en 1821. Así mismo, el torreón que está ubicado enfrente de la iglesia, sirvió de vivienda regular para aquel mayordomo encargado de la cofradía de la Virgen del Carmen según lo indica Domingo Chiapa en 1743 cuando se permitió la construcción de un acueducto de más de cuatro leguas de largo y el levantamiento de una vivienda sencilla para Juan José Morales5.

Más cercano a nuestra realidad, en el Siglo XX la puesta en el poder del General Jorge Ubico propuso la remodelación del Cerrito del Carmen como un parque abierto al público, dicho proyecto estableció la construcción de bancas y pérgolas patrimoniales de un buen estilo realizadas por el arquitecto Rafael Pérez de León; todo este conjunto sirvió para embellecer el lugar al lado de jardines, caminos empedrados y la colaboración extranjera de la Embajada de España, México, Estados Unidos, la comunidad china y judía, el Club Rotario y por supuesto, el apoyo de los Castillo Hermanos para contribuir en las condiciones naturales de este recinto.

Insistiendo en la figura de la Virgen del Carmen, esta pasó a convertirse en una de las más preciadas por los habitantes de la Nueva Guatemala de la Asunción y por tal motivo, luego de casi más de cuatro siglos de ser esta imagen y su ermita un epicentro de religiosidad pura y de recogimiento espiritual, sigue arrebatando los males y pesadumbres de todos los que se han acercado a elevar una oración a sus pies en el interior de su templo, estando colocada en un magnífico retablo dieciochesco dedicado al pasaje doctrinal dado sobre la Virgen María en su advocación de la Virgen del Monte Carmelo como originalmente es conocida esta devoción.

Este año, su cortejo procesional tendrá como propósito enfatizar algunas conmemoraciones que habían sido limitadas debido al incremento y expansión de la pandemia del Coronavirus que sigue azotando al mundo entero. En dicho contenido, se encuentra el levantamiento de la segunda ermita en 1620, ya que para 2020 se habían cumplido 400 años de su edificación, también, se cuenta con las Bodas de Plata de Consagración arribado en 2021, y el Aniversario de haberse nombrado Santuario a esta iglesia; esperando que cada una de estas manifestaciones enmarcadas para este 2022 permita para los colaboradores del culto a la Virgen del Carmen, intensificar el arraigo de fé para sus devotos en medio de una pandemia como la que aún nos sigue causando serios estragos en nuestra sociedad.

 

“Flor del Carmelo, Viña Florida esplendor del Cielo, Virgen fecunda y singular ¡Oh Madre tierna! Intacta de hombre, a los carmelitas proteja su nombre, Estrella del Mar”

Por Ángel Ricardo Román Contreras – Estudiante de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala

Referencias:

1 Pbro. Cavieres Berdugo, Claudio. “Historia y Devoción a la Virgen del Carmen Madre y Reina de Chile, Patrona y Generala de las Fuerzas Armadas y Orden”. Editado por el Obispado Castrense de Santiago de Chile en 2008. Página 4.

2 Pinilla Martín, María José. “La Entrega del Escapulario a San Simón Stock y el Privilegio Sabatino, dos temas marianos carmelitanos ilustrados por un precursor de Arnold Van Westerhout”, editado por la Universidad de Valladolid en España, Año 2016, Página 487.
3 Luján Muñoz, Luis. Historia y Arte en el Cerro del Carmen. Editado por la Tipografía Nacional, Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala, Añov2003. Página 9.

4 Luján Muñoz, Luis. Página 33.
5 Luján Muñoz, Luis. Página 39

Fuentes Bibliográficas
Luján Muñoz, Luis. Historia y Arte en el Cerro del Carmen. Editado por la Tipografía Nacional, Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural de Guatemala, Añov2003.
Pbro. Cavieres Berdugo, Claudio. “Historia y Devoción a la Virgen del Carmen Madre y Reina de Chile, Patrona y Generala de las Fuerzas Armadas y Orden”. Editado por el Obispado Castrense de Santiago de Chile en 2008.
Pinilla Martín, María José. “La Entrega del Escapulario a San Simón Stock y el Privilegio Sabatino, dos temas marianos carmelitanos ilustrados por un precursor de Arnold Van Westerhout”, editado por la Universidad de Valladolid en España, Año 2016.