Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a
Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a
hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre
tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido
retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza,
sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para
siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un
hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti,
humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Palabra de Dios