Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó
la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De
camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento.
Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor,
¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó y dijo: «No sabéis de que espíritu sois.
Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a
salvarlos.»
Y se marcharon a otra aldea.
Palabra del Señor