En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo:
«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con
su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero
el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de
qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué
podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis
palabras, en esta generación descreída y malvada, también el Hijo del
hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de su Padre
entre los santos ángeles.»
Y añadió: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.»
Palabra del Señor