Al caer la tarde del 7 de diciembre, las ciudades y pueblos de Guatemala se iluminan con miles de fogatas, que en el frente de sus viviendas encienden los vecinos. A estos los llamamos como “fogarones“, mismo que marcan el inicio de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María.
Como todas las fiestas de la Iglesia Católica, esta comienza con “las Vísperas“, ya que el día, según la forma de medir el tiempo por el pueblo de Israel (que la propia Iglesia ha conservado), comienza con la caída del sol.
Quema del Diablo, Guatemala, Inmaculada Concepción de MaríaEstas fogatas nacieron, en primer lugar para un fin muy práctico: iluminar el paso de la procesión de la imagen de María Inmaculada que se trasladaba, generalmente, de la cofradía hacia el templo principal, de donde saldría el tradicional rezado (más adelante te explicaremos que es un rezado).
Ahora bien, en la actualidad el sentido de los fogarones ha variado un poco, ya te explico.
En primer lugar, la Santísima Virgen María es “la Aurora que anuncia al Sol de Justicia” que con su luz ahuyenta las tinieblas del pecado y de la muerte; así lo expresa poéticamente el verso que se canta en el antiquísimo “Himno de la Inmaculada Concepción“, y que es muy tradicional entonar en los inicios de diciembre:
Quema del Diablo, Guatemala, Inmaculada Concepción de MaríaComo la culpa traidora, al sol no puede mirar, tampoco quiso aguardar, que amaneciese la aurora; pues huye de Vos, Señora, este nocturno animal. Sois Concebida María, sin pecado original.
Por eso esta costumbre tiene el simbólico nombre de “la quema del diablo“.
Por otro lado, para preparar un lugar digno donde nazca el “Niño Dios”, es preciso que se “limpie la casa” y en la antigüedad, podríamos decir que nuestros abuelos, limpiaban y acondicionaban la habitación en donde ser colocaría “el nacimiento” y quemaban la basura en el fogarón del 7 de diciembre por la noche.
Quema del Diablo, Guatemala, Inmaculada Concepción de MaríaDe aquí podemos deducir que los fogarones son un símbolo externo de que estamos preparando nuestro corazón para que este sea un lugar digno para que nazca Jesús y, en la noche del 7 de diciembre, sacamos toda aquella “basura” que teníamos dentro, es decir, los sentimientos que nos hacen pecar (odio, rencor, envidia, etc.) y los quemamos, claro está que para poder hacer una buena limpieza, necesitamos también algo muy importante que acompañe esta tradición guatemalteca: la confesión.
Así que estos fogarones que vemos cada 7 de diciembre, es una manera en que expresamos nuestro profundo deseo de conversión, a una vida más santa, más humilde y apegada a Dios; y refleja también nuestra voluntad y deseo o anhelo, de que Jesús nazca en nosotros y nos permita conducirnos por el buen camino.