Santa María Magdalena la Apóstol de los Apóstoles
Escribir sobre Santa María Magdalena es escribir de una de las mujeres más importantes en el ministerio de Jesucristo, y es que ella está presente en los Evangelios durante los momentos claves de la redención de la humanidad. Las mujeres juegan un papel primordial en la iglesia desde el inicio de la evangelización destacando entre ellas la figura de María Magdalena. Respecto a las mujeres, san Hipólito durante el siglo III al hablar sobre ellas les llama “Apóstoles de Cristo”, y quienes no dudaron de los ángeles al momento de la resurrección, e incluso a quienes el mismo Cristo se les aparece haciéndolas con ello portadoras de la verdad. Es Hipólito quien además fue obispo quien relacionó no solo a María Magdalena, sino que también a las otras mujeres que se encontraron junto a ella en el sepulcro. Hipólito le llama “Apóstol de Apóstoles”, que es uno de los títulos con los que muchos padres de la Iglesia hacen referencia a María Magdalena, y el cual aún está muy presente dentro de la cristiandad. Hacia finales del siglo IV, San Agustín, no relaciona a María Magdalena con otra de las muchas mujeres anónimas que aparecen en los Evangelios, sino que resalta el papel de Magdalena como primer testigo de la resurrección, y la alaba de forma especial. Durante el siglo V, San Cirilo de Alejandría, afirmó que gracias al testimonio que María Magdalena dio al estar junto al sepulcro vacío, todas las mujeres fueron perdonadas por el pecado de Eva. Esto viene a colación de la relación que muchos escritores establecen entre Santa María Magdalena y Eva, la cual surge ya que ambas se ubican en un huerto, la primera como testigo de la Buena Nueva y la segunda junto a Adán, desobedecieron a Dios y por ello condenaron a toda la humanidad. Es así que surge otro de los títulos que se le adjudican a María Magdalena, “Nueva Eva”, el cual se le había otorgado con anterioridad a la Virgen María. Esta misma relación la establecen otros santos en los siglos venideros, como San Agustín, San Gregorio Magno, San Gregorio de Nisa y San Ambrosio.
Sin embargo la figura de Santa María Magdalena también ha sido objeto de ciertas confusiones como la de San Gregorio, quien fue papa del año 590 al 604, es el quien atribuyó una misma identidad a las tres mujeres que se mencionan en los Evangelios, es decir, la mujer a la que San Lucas hace referencia como la mujer pecadora que ungió los pies de Jesús en casa de Simón fariseo, María de Betania que también ungió los pies de Jesús y que es mencionada por San Juan, y la mujer anónima que menciona San Marcos y que ungió la cabeza de Jesús en casa de Simón el leproso, hecho que ubica también en Betania. De estas tres mujeres, solo una se reconoce como pecadora, pero a ninguna de ellas se le identifica como María Magdalena. Es hacia el siglo VI, el papa San Gregorio I aunque de manera errónea debido a una confusión de los personajes, dejó esta situación muy bien establecida para los siglos venideros. Hacia el año 521, según se cree el 21 de septiembre, predicó una de sus homilías más conocidas en la Basílica de San Clemente en Roma, a la misma se le conoce como Homilía 33, y en la cual hace referencia a la mujer arrepentida que menciona San Lucas en el capítulo 7 de su Evangelio.
Respecto a la Fiesta de Santa María Magdalena, no se tiene exactitud en cuanto a la fecha en que fue establecida, pero en una compilación del martirologio realizada por un historiador de la Iglesia de origen británico, conocido como Veda el Venerable, hacia el año 720 se encuentra ya anotada dicha fiesta, teniendo como fuentes documentos de origen oriental. La fecha que se consigna es la misma en la que se celebra en la actualidad, es decir el 22 de julio. Esta es la fecha en que se celebra a Santa María Magdalena, tanto en Occidente como en algunos lugares de Oriente. Hacía el siglo IX, en libros litúrgicos de la época, se encuentran ya algunas oraciones de su fiesta. Ya en el siglo XII se encuentra la misa completa con todas las oraciones y lecturas propias para el día. Además, dentro de la Iglesia Ortodoxa es celebrada también Santa María Magdalena, el Segundo Domingo de Pascua, junto a las demás mujeres que fueron a la tumba el primer día de la semana, por lo que a este día se le conoce como “Domingo de la mirra llevada por mujeres”, esta celebración guarda relación con el título de “Portadora de mirra” uno de los más importantes que se tienen en Oriente para reconocer a Magdalena.
Santa María Magdalena ha servido como una fuente de inspiración en el aspecto de la predicación, de la conversión, de la penitencia, así como también por su rechazo hacia las riquezas materiales, para las órdenes mendicantes como los dominicos, quienes la veían como un modelo a seguir desde los primeros años de su fundación en el siglo XIII. Los dominicos reafirmaron el patrocinio de Santa María Magdalena al hacerse cargo de las reliquias que se encuentran en San Maximino, hacia finales del siglo XIII en que estos la adoptan como su Patrona, ello debido a acciones realizadas por el rey de Nápoles y conde de la Provenza, Carlos II, al ser redescubiertas y autentificadas las mencionadas reliquias de San Maximino en el siglo XIII, determina en el año 1295 que sería la Orden de Predicadores los que se harían cargo a partir de este momento de dicho monasterio. Es así, que en el año 1297 la fiesta de Santa María Magdalena es celebrada por primera vez dentro de la orden dominica y se adopta su patrocinio.
Ya en Guatemala es importante señalar que la devoción a Santa María Magdalena comenzó durante el siglo XVI, la misma llegó con los primeros religiosos que dieron inicio con la adoctrinacion de las tierras recién descubiertas, y quienes trajeron consigo la devoción a gran cantidad de santos y santas. La ideología que predominaba en el Antiguo Reino de Guatemala, buscaba la salvación del alma a través de modelos a seguir como lo eran Jesús y la Virgen María, al mismo tiempo se tenían modelos alternos para lograr este fin, y éstos estaban constituidos por los santos y santas. Uno de ellos era Santa María Magdalena en quien se conjugaban dos elementos importantes para aquel tiempo, el primero era el seguimiento incondicional a Cristo y a su Iglesia, y el segundo el arrepentimiento y la penitencia. Esta devoción ha sido a lo largo de los siglos tan arraiga y devota que historiadores de renombre como Juan Alberto Sandoval ha ubicado gracias a sus investigaciones novenas antiguas como la del dominico Fray Phelipe Cadena OP. dedicada a Santa María Magdalena, escrita y publicada en el año 1760, contándose también con información sobre la famosa función de llamada de “Las lágrimas de María Magdalena” realizada en la iglesia del Convento de Santo Domingo cada Domingo de Ramos por las tardes y que esta constaba del rezo de los 15 Misterio del Rosario y una procesión presidida por la escultura de Santa María Magdalena de Santo Domingo, una procesión que se refiere como muy concurrida y que con este acto quedaba oficialmente inaugurada la Semana Santa. No obstante, con el correr del tiempo esta devoción a la Magdalena ha transcendido y no ha mermado llegando hasta nuestros días en que admiramos en especial cada cuaresma y semana santa el recobrar del auge y devoción a esta venerable santa que acompaña las tradicionales y tan propias procesiones guatemaltecas.
Por Walter Velázquez Ruíz / Redacción Estrella