El miércoles de ceniza, un día muy importante

El miércoles de ceniza, un día muy importante

Por Alberto Salazar.

La ceniza es el ultimo resultado de la cremación, de manera que en ella se representa algo que llega a su final definitivo.  Fue utilizada como señal de penitencia por los pueblos antiguos, como lo señala el libro del profeta Jonás, que narra la actitud del rey de Nínive, ante la amenaza de que la ciudad sería destruida en un plazo de cuarenta días.

Los israelitas, como otros pueblos, tenían el ayuno como una forma de penitencia y se cubrían la cabeza con ceniza, como una señal de estar cumpliendo con lo prescrito por la ley.

Los cristianos heredaron este rito y lo han utilizado desde los primeros tiempos, como una señal para iniciar el santo tiempo de La Cuaresma, que prepara a los fieles para la gozosa celebración de la Pascua.

Por eso cuarenta días antes del Triduo Pascual, que se inicia al atardecer del Jueves Santo, se recibe en la frente la marca de la cruz, que en la antigua fórmula tomada del Génesis  “Recuérdate hombre que polvo eres y en polvo te convertirás” (Gen 3, 19b) que nos advierte de lo efímero de la vida mortal y ahora con la nueva fórmula que ordena la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, tomada del relato del Evangelio según San Marcos, se nos invita a buscar un cambio de manera de pensar, para cambiar nuestra manera de vivir: “Conviértete y cree en el Evangelio” (Mc 1 15b)

Este no es un rito mágico que pueda traer algún “beneficio” si se practica o un “castigo” si se omite; no es una “fiesta de precepto” por lo que no es obligatorio ni siquiera asistir a misa; es una manifestación pública de humildad al reconocernos pecadores y de tener el propósito de vivir adecuadamente el tiempo cuaresmal, hasta llegar a la gozosa celebración de la Resurrección del Señor.

Con el miércoles de ceniza se inaugura el santo tiempo de la cuaresma, tan vivamente sentido por el pueblo católico, sobre todo en nuestra tierra.

Que Dios misericordioso nos permita ser fieles a nuestra vocación y a vivir con fruto este tiempo cuaresmal, mediante la práctica de la penitencia, la oración y la caridad como nos lo pide nuestro santo padre Francisco, a quien Dios nos conserve muchos años.