Una Iglesia dividida y unificada: La celebración del Corpus Christi en la Catedral Metropolitana para el Año 1981

La Iglesia Católica como institución, se ha tratado de valer de símbolos, de signos y de ceremonias para llevar el mensaje de la palabra dada por Nuestro Señor Jesucristo, y la solemnidad del Corpus Christi -al igual que otras festividades del año litúrgico-, no es la excepción. Dicha celebración también está inmersa en una serie de procesos históricos; no solo por la importancia privilegiada que tienen sus grupos sociales a cargo de sus congregaciones, cofradías, hermandades y archicofradías, si no también por la carga discursiva que cada estrato social y político le confiere para adaptarlos a sus necesidades colectivas.

Es de gran envergadura la capacidad didáctica que tienen las fiestas y procesiones para activar la devoción, así como el capital visual que está presente en cada una de ellas por el trabajo tesonero de sus agrupaciones. Desde tiempos coloniales, estos componentes van a ser verter una cantidad exorbitante de expresiones culturales renovadas y resignificadas a través de toda clase de invenciones: la música, las representaciones teatrales, entre otra cantidad de artes clásicas y artes mecánicas traídas a estas tierras por los peninsulares, así como el inevitable mestizaje propiciado en América, que reconfiguraron una nueva visión de las fiestas religiosas 1.

La Fiesta del Santísimo Sacramento ha tratado de representar la expresión máxima del cristianismo católico romano, es una piadosa creencia -evidentemente- aceptada por la Iglesia Católica, conocida como la “transustanciación”. Este concepto se puede explicar de la siguiente manera: Cristo se convierte en cuerpo y sangre por medio de la transformación del pan y el vino, elementos que utilizó en la ultima cena del jueves santo antes de su pasión y que se va a evidenciar en la hostia consagrada desde el momento del sacrificio de la Santa Eucaristía.

El Corpus Christi proviene del latín el cual significa sencillamente “Cuerpo de Cristo”. Esta celebración se comenzó a efectuar en la Europa de 1264, por una decisión del Papa Urbano IV el jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad. Era una época en la cual estaba muy presente las revelaciones místicas a religiosos y religiosas de los conventos medievales y, efectivamente, una religiosa llamada Jiliana de Retiñe tuvo una revelación divina en privado, en la cual, según la mística, el Señor deseaba la introducción de la fiesta 2.

En nuestro país, comenzó cuando aún existía el Reino de Guatemala, donde la festividad del Santísimo Sacramento se celebró a partir de los años 1528 y 1529. Varios testigos en las crónicas coloniales explican el boato y fastuosidad de esta celebración por aquellos primigenios años de la etapa hispánica en la capital del Reino; cuyos testimonios se puede mencionar a Francisco de Motolinia, en su Historia de los Indios de la Nueva España; también a Francisco Marroquín o las primeras familias de la elite española que trataron de buscar estos actos rituales como señal de ser portadores del poder local. Pero los grupos marginales o los que no pertenecían a este círculo social, también participaron con sus propias expresiones cultuales3.

En todas las ciudades del viejo y nuevo continente, se crearon grupos colectivos de seculares con el fin de darle culto al Santísimo Sacramento, siendo estas las cofradías, congregaciones, las hermandades, pero especialmente las archicofradías. Estas últimas, principalmente son las llamadas “sacramentales”, precisamente para propagación y perpetuación de la devoción al Cuerpo y Sangre de Jesucristo. Cabe anotar que, estas agrupaciones -al igual que las mixtas o no sacramentales-, se sustentan por medio de las obras pías, capellanías, las rentas hipotecarias, donaciones, dotes y otros métodos económicos.

En el siglo XIX, la crisis política independentista, limitó las entradas de capital a las cofradías y propició de inmediato un desequilibrio a la fiesta del Corpus Cristi, especialmente por ser colectividades con círculos muy cerrados para admitir a personas de la “no elite”. Otro factor fue la expropiación de bienes sobre la Iglesia Católica, siendo este un golpe duro para la institución y todas sus ramificaciones jerárquicas. Paralelamente, otros puntos geográficos, la religiosidad y piedad popular perpetuó, y por medio de sus manifestaciones de fe pública hubo una resistencia devocional y social hacia sus santos.
Para el siglo XX, se muestra una batalla ideológica, política y social entre el capitalismo y el comunismo, reflejadas en las guerras civiles que se van a desatar a raíz de estos antagonismos, donde la Iglesia Católica a través del Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, aplicaron mecanismos revolucionarios en las vida pastoral y litúrgica de su séquito. Precisamente, es en este contexto donde la religión oficial y la popular, la urbana y rural, entraron en escena al apropiarse del símbolo del Santísimo Sacramento para llevar el discurso a las masas de su posición frente las facciones políticas imperantes4.

Guatemala no será ajena a estos procesos históricos y doctrinarios, ¿Cuál es la razón? El conservadurismo de la iglesia y la nueva labor pastoral a raíz del Concilio, las cuales estuvieron en desbalance al encontrarse en una posición critica frente a los grupos militares de los años pujantes de la guerra civil; en consecuencia, una apoyará a los frentes de las fuerzas armadas policiales y militares, mientras que la iglesia del interior estará a favor de los grupos “subversivos”, empleando las teorías de la “Teología de la Liberación”. Esta teoría es importante, ya que es un discurso que aplica el catolicismo renovado del siglo pasado en favor de la liberación de los pueblos oprimidos, colocando a figuras cristianas o divinas como devocionarios5.

En ese hilo conductor, para el año 1981, el 29 de mayo, el Arzobispado de Guatemala, a través de su mayor representante Monseñor Mario Casariego y Acevedo, Prelado de Esquipulas, envió una carta dirigida a German Chupina, Director de la Policía Nacional, a través del Segundo Cuerpo oficial. En este documento, el prelado solicita protección y ayuda para que se realice sin novedad la procesión del Corpus Christi el día 18 de junio del presente año. Describe que a partir de las once se realizará el recorrido coronando el parque central de la Ciudad6.

La Dirección General y el Jefe de Operaciones Conjuntas, Juan Antonio Umana Guerra, autorizaron el cortejo procesional, su protección y apoyo con el tránsito en respuesta dada el 16 de junio de 1981, en la providencia No. 305 y que, a partir de las siete de la mañana se puedan establecer agentes alrededor del parque central hasta que retorne el solemne cortejo procesional hacia la Catedral Metropolitana.
Pero sucede algo curioso e interesante, en horas de la mañana, precisamente el 18 de junio de 1981, día que se llevaría a cabo la actividad de mayor piedad pública de la Iglesia conservadora, aparecen pegados en las rejas de la Catedral Metropolitana una serie de panfletos con propaganda subversiva del grupo revolucionario “Movimiento Cristiano Vicente Menchu”, donde se hace una crítica a las muertes ocasionadas por el frente opositor de la guerrilla y, paralelamente, usan la fiesta del Corpus Christi como un método para reconfigurar el significado del Santísimo Sacramento a fin de salvaguardar sus intereses políticos, pero sin dejar el sentimiento, devoción y fervor religioso hacia las celebraciones católicas del momento7. Estas dos fuentes son de importancia para la historiografía de las tradiciones religiosas entorno a la fiesta solemne del Corpus Cristi, por que ambos demuestran posiciones contrarias de divergencias y de conflicto.

El arzobispo procura proteger la integridad propia, pero también de las personas que asisten a presenciar la procesión, posiblemente de algunos funcionarios del gobierno, como un modo de reafirmar su discurso ultraconservador y de pensamiento militante; mientras que los panfletos patentizan la inclinación hacia un movimiento de liberación de los estratos marginales, tomando el icono del Santísimo Sacramento y adaptándolo a su ideario. Por lo tanto, aquella época muestra a una Iglesia divida por la política, la violencia, la diferencia de clase y el conflicto, pero al mismo tiempo se ve unificada por el fervor hacia el Cuerpo de Cristo en una década altamente delicada como lo fueron los años 80´s.

 

Por Jorge Miguel Alvarado España – Estudiante de Historia, Escuela de Historia, Universidad San Carlos de Guatemala.

1 Sigaut, Nelly. «La Fiesta del Corpus Cristi y la formación de los sistemas visuales.» En La Fiesta. IV Encuentro Internacional del Barroco , de Norma Campos Vera, 123. Navarra: Unión Latina y Universidad de Navarra, 2007.

2 Alonzo Gutierrez, Juan Cornelio. La Cofradia Indigena del Santisimo Sacramento del Municipio de Palin, Departamento de Escuintla (Siglo XVII-XXI). Guatemala: Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala , 2007. Pag. 38

3 Alonzo Gutierrez, Juan Cornelio. La Cofradia Indigena del Santisimo Sacramento del Municipio de Palin, Departamento de Escuintla (Siglo XVII-XXI). Guatemala: Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala , 2007. Pag. 39

4 Prieto, Urrego. Contexto Social y pastoral que da origen a la Teologia de la Liberacion en Amrieca Latina entre 1955 y 1992. Colombia: Escuela de Ciencias de la Comunicacion de la Universidad de la Gran Colombia , 2016. Pag. 1-9.

5 Prieto, Urrego. Contexto Social y pastoral que da origen a la Teologia de la Liberacion en Amrieca Latina entre 1955 y 1992. Colombia: Escuela de Ciencias de la Comunicacion de la Universidad de la Gran Colombia , 2016. Pag. 10.

6 AHPN. Doc. No. 4812528. Fondo 24, subfondo 04, serie S004, caja 240702, legajo 2, sublegajo 2.2.
7 AHPN. Doc. No. 3699488. Fondo: 50, serie: S002, caja: 501069: legajo: 2.

Bibliografía:
Alonzo Gutierrez, Juan Cornelio. La Cofradia Indigena del Santisimo Sacramento del Municipio de Palin, Departamento de Escuintla (Siglo XVII-XXI). Guatemala: Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala , 2007.
Prieto, Urrego. Contexto Social y pastoral que da origen a la Teologia de la Liberacion en Amrieca Latina entre 1955 y 1992. Colombia: Escuela de Ciencias de la Comunicacion de la Universidad de la Gran Colombia , 2016.
Sigaut, Nelly. «La Fiesta del Corpus Cristi y la formacion de los sistemas visuales.» En La Fiesta. IV Encuentro Internacional del Barroco , de Norma Campos Vera, 123. Navarra: Union Latina y Universidad de Navarra, 2007.
Fuentes consultadas:
AHPN. Doc. No. 3699488. Fondo: 50, serie: S002, caja: 501069: legajo: 2.
AHPN. Doc. No. 4812528. Fondo 24, subfondo 04, serie S004, caja 240702, legajo 2, sublegajo 2.2.