Señor Sepultado de Santa Catalina

Hablar del Señor Sepultado de Santa Catalina es hablar de sus varios lugares de veneración el Templo de San Francisco, la ermita del Santo Calvario y el convento de Santa Catalina en la muy noble y muy leal ciudad de Santiago de los caballeros de Guatemala y en el que ahora sirve como relicario actual de tan milagrosa imagen: la Rectoría de Santa Catalina en el actual valle de la Virgen. Hablar del Sepultado de santa Catalina también es viajar a través de la historia, tanto social como política de Guatemala, es viajar a través del tiempo y remontarnos en los albores de la capital del reino, de los primeros asentamientos coloniales, de las antañonas urbes dominadas por varias de las órdenes religiosas asentadas con el fin de expandir el mensaje de Dios en el nuevo mundo.

Una de las veneradas imágenes de religiosidad con la que la orden franciscana contaba para catequizar era el Cristo que se veneró en algún tiempo en el templo de San Francisco de Ciudad de los Caballeros de Guatemala, Y que por disposición del en ese entonces alcalde Juan Luis de Pereira les fue otorgado el terreno en donde se edificaría la ermita del calvario donde recibiría veneración y culto dicha ermita fue concluida según archivos en el año 1655.

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En ese entonces Guatemala es bendecida con la llegada del hermano Pedro quien saliera de Tenerife en el año 1649, en el año 1652 inicia sus estudios para ser sacerdote, pero se desalienta al tener dificultad en el estudio, es cuando el hermano Fray Gregorio de Ayala y Meza le aconseja trasladarse a la ermita de El Calvario porque frente a la imagen del Cristo Crucificado puesto a veneración tendría una catedra donde aprender explicándole la doctrina de la Cruz. Un 14 de enero de 1655 Fray Fernando Espino, Superior de la Tercera Orden, dio a Pedro el hábito interior, y el 24 de ese mismo mes le dio el hábito exterior. En la noche siguiente, siendo convidado a la oración y disciplina en conjunto con el Br.D. Alvaro de Fuentes, el Pro. Jacinto de Medina, el hermano Thomé de Sta. Cruz y Juan de Sta. Cruz, Nicolás Sánchez, José García y otros hermanos Terceros, la imagen del Cristo Crucificado que se encontraba en el altar mayor de esa Ermita resultó sudando. Cuando los hermanos allí reunidos deseaban llamar a un Escribano para certificar el hecho, el ahora Hermano Pedro se los impidió, diciendo: «¡No lo llamen! El sudor de Cristo es por causa de mis culpas y pecados». Tres días seguidos continuó la transpiración milagrosa de la imagen.

Fray Francisco Vásquez señala que un prodigio sucedió en el interior de la Ermita del Santo Calvario: Estando el Hermano Pedro reunido con otros hermanos de la Tercera Orden en devotas oraciones ante la imagen del Cristo Crucificado a la que se ha hecho referencia, el Señor le dijo: “Pedro no quiero seguir crucificado aquí, quiero que me lleves al Convento de las Catalinas y estar allí descansando en mi urna”. El Hermano Pedro respondió: “¿cómo es posible esto, si por la Cruz a la que estás clavado pesas más de lo que mis fuerzas puedan soportar?”. El Cristo se desprendió de la Cruz para que Pedro pudiera cargarlo por las calles de la ciudad de Santiago de los Caballeros Guatemala. Siempre obediente, Pedro cargó de inmediato sobre su espalda a la milagrosa imagen para llevarla al Convento de las Catalinas, pero como él era de baja estatura y por el peso de la imagen no pudo evitar que los talones de los pies de la misma rozaran el empedrado de las calles de dicha ciudad. En ese convento se construyó una capilla especial para la imagen del Señor Sepultado.

 En virtud de su devoción y de aquel traslado, el Hermano Pedro encargó al escultor Pedro de la Rosa la realización de una nueva imagen de Cristo Crucificado para colocarla en la Ermita del Santo Calvario. La imagen fue concluida el 8 de febrero de 1657. En la última restauración a esta bella imagen realizada por el Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala, en el interior de esa imagen fueron encontrados dos documentos que evidencian la fecha en que se terminó la talla de la misma y el nombre de su autor.

Después de los terremotos de 1773 el S.S. es trasladado a la nueva Guatemala de la asunción en 1809 según relata la historia en 1896 se cruza la procesión del S.S de Santa Catalina con la Procesión del Calvario. Y después de los terremotos del año 1917, 1918 y 1919 la imagen ya no sale por recomendaciones de monseñor Cagliero y esa es la razón que dio origen a la leyenda conocida como el espanto entierro la cual el historiado Celso Lara narra que un devoto luego de asistir a las procesiones de viernes santo al regresar a su hogar escuchó marchas fúnebres y el murmullo de personas. Tras varios intentos de búsqueda no pudo lograr ubicar de dónde venían los sonidos hasta que alguien lo intercepto en el camino y le comento que era el S.S. que se encontraba triste por no ser procesionado.

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La información fue proporcionada por Señor Sepultado de Santa Catalina (OFICIAL)

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