La Fe no tiembla

El pasado domingo 13 de julio de 2025 S.E.R. Monseñor Tulio Omar Pérez Rivera, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala visitó Santa María de Jesús, Sacatepéquez.

517999310_1058487186467315_3913708895761355384_n-1024x683 La Fe no tiembla
P. Manuel Sam, S.E.R. Monseñor Tulio Omar Pérez Rivera y Pbro. Gil Eduardo Ramírez Morales

A las 10 de la mañana se celebro la santa Misa

Parroquia el Dulce Nombre de Jesús

Homilía de S.E.R. Monseñor Tulio Omar Pérez Rivera

El Señor es una oportunidad para vivir con alegría. Nuestra comunidad de Santa María de Jesús ha sufrido en estos días; los temblores nos han golpeado el cuerpo y el alma. Podríamos decir, al margen, que donde tantas veces nos hemos reunido, en donde se ha celebrado la Eucaristía durante siglos, en donde nuestros antepasados han conocido el amor de Dios y nos lo han transmitido a nosotros, ¡cuánto duele ver ese templo en ruinas, sin poder utilizarlo! Pero, a pesar de todo, queridos hermanos, escuchen bien: a pesar de todo, ¡está en pie!
¿Qué es lo que nos dice el Señor hoy, en este domingo, a través de su palabra? En la primera lectura escuchamos esas palabras de Moisés al pueblo de Israel: «Este mandamiento que yo te doy no es superior a tus fuerzas, ni está fuera de tu alcance». Mis hermanos, lo que Dios nos manda, lo podemos cumplir. ¡Qué importante es entender bien esto, mis hermanos, sobre todo cuando la vida parece que se nos desordena! ¿Quién se iba a imaginar que toda esta semana el pueblo se iba a quedar incomunicado, con esa inseguridad, esa incertidumbre de no saber si íbamos a morir? Dios nos dice en su palabra: «Yo estoy cerca, mi palabra vive en ti, puedes vivir el bien, puedes elegir la vida. El bien no está lejos de ti, está a tu alcance, si tienes un corazón para escucharlo».
La propuesta es el esfuerzo de devolver golpe por golpe, pero San Pablo nos recuerda que solo Cristo es capaz de traer la verdadera paz al mundo y el camino de Dios. El mundo busca imponer la justicia por la fuerza; en cambio, Dios siembra la justicia desde el amor, desde el perdón, desde la reconciliación. El evangelio de este domingo nos trae una de las palabras más hermosas que aparecen también en la Sagrada Escritura: es la palabra, ¿se acuerdan?, del Buen Samaritano. Todos conocemos bien esa parábola, ¿verdad? Un hombre que cae en manos de ladrones, ¿y qué le pasa a ese hombre? Se queda tirado en el medio. ¿Se detiene? ¿Se acerca? ¿Qué más hace? Lo cura. ¿Qué más? Lo carga, lo lleva a un lugar seguro. Y lo más hermoso es lo que dice Jesús al final. Jesús dice: «Haz tú lo mismo». ¿Qué es lo que dice Jesús? «Haz tú lo mismo». ¡Tú también tienes que ser como ese Buen Samaritano!
Queridos hermanos, esta parábola tiene mucha fuerza para nosotros hoy. Pensemos por un momento: ¿quién es aquel que se ha caído en el camino? No estoy hablando de quien se ha caído de verdad materialmente. Pensemos, por ejemplo, que ese que se cae en el camino es aquel que está sufriendo, aquel que perdió su casa, aquel que vive con miedo. Aquel que está caído por el camino también es aquel joven que se ha desviado, que cayó en la delincuencia, que incluso ha cometido un crimen. Ese también es el caído por el camino, porque sigue siendo hijo de Dios.
Y el Buen Samaritano, acuérdense, el Buen Samaritano ¿nos preguntó: «Y quién es ese, que me enseñe su DPI antes de curarme»? El Buen Samaritano más bien se hizo esa pregunta en lo profundo de su corazón: «¿Qué necesita mi hermano?». O sea, no tenemos que preguntar quién es ese, sino qué necesita mi hermano. Queridos hermanos, nuestra tierra ha temblado, sigue temblando, dicen, ¿verdad? Pero nuestra fe no tiembla, amén. Nuestra fe no tiembla. Sí, es cierto que sentimos miedo, nos sentimos inseguros, a veces hay mucha confusión, mucho desorden, pero es precisamente en estos momentos cuando se ve de qué está hecha nuestra fe. Por eso le damos gloria al Señor que podemos, a pesar de todo, reunirnos hoy como familia de Dios, para escuchar su palabra, para recibir esa fuerza y salir adelante.
Lastimosamente no solo ha temblado la tierra, también se podría decir que ha temblado nuestra convivencia. El dolor por los actos… ¡No, un corazón de violencia! ¡Un corazón en donde habite Él, que es la paz verdadera! Pidámosle al Señor que nos haga valientes también, valientes, no crueles.
Tres Caminos Concretos
Quiero proponerles, mis hermanos, tres caminos concretos que como comunidad católica podemos recorrer en este tiempo difícil.

  • Cultivemos la compasión: Ser compasivos. Que en cada hogar se enseñe a los niños a mirar con compasión, que no crezcan creyendo que la violencia es la solución, que sepan que ser cristiano católico es amar al que sufre, incluso a aquel que se ha equivocado. Primero, compasión.
  • Ser prójimo verdadero: Hay muchas personas con miedo, hay muchas personas con heridas, hay muchas personas con pérdidas materiales o espirituales. Hagamos el bien, sanemos el alma de nuestro prójimo, seamos prójimos verdaderos.
  • Recemos: Recemos mucho, mis hermanos. La oración nos pone delante de Dios y cuando uno está delante de Dios se transforma. Oremos, oremos por la paz de Santa María de Jesús. Cada familia, cada noche, que rece por la paz de nuestra comunidad. Que recemos también por quienes hacen daño, no para justificar sus actos, sino para que Dios toque sus corazones y los convierta.
    Tres propósitos, ¿verdad? ¿Se acuerdan? Primero, compasión; segundo, ser prójimos verdaderos; y tercero, orar, orar por la paz.
    Me ha impresionado mucho también, mis hermanos, ahora que iniciamos la Santa Misa estar aquí en este lugar tradicional. Solo Dios sabe cuánto tiempo vamos a estar aquí, pero ustedes no se preocupen. El pueblo de Israel pasó 40 años en tiendas en el desierto, para nosotros va a ser menos, no se preocupen. Pero me ha impresionado mucho al acercarnos al altar ver esta imagen sagrada que tanto amamos de nuestra Patrona, la Virgen Santísima, que lleva al niño Jesús en sus brazos. Ella está como todos ustedes, fuera de su casa, acampando con su pueblo en el suelo, porque no podemos tener para ella un mejor altar. Hoy le ofrecemos el altar de nuestro corazón para que ella habite ahí, en lo profundo de nuestro corazón. A sus pies está el sagrado, el Santísimo Sacramento, mis hermanos. ¡El Señor no se ha alejado! ¡El Señor no se ha ido! ¡El Señor no se ha escapado! Está aquí con nosotros. Él es nuestra fortaleza. María Santísima también sintió angustia.
518998488_1058487936467240_598765341432809842_n-1024x683 La Fe no tiembla

Monseñor Tulio visitó las áreas afectadas en el municipio. La iglesia de El Calvario que por muchos años se erigió y fue un ícono del lugar, quedo en ruinas.

Monseñor junto al Párroco Manuel Sam de la Iglesia el Santísimo Nombre de Jesús en Santa María de Jesús, Sacatepéquez.

518275413_1058488069800560_691371452235463504_n-1024x683 La Fe no tiembla
518273402_1058486806467353_5900050956731988177_n-1024x683 La Fe no tiembla

Así mismo visitó la Parroquia de la Escuela de Cristo, que tiene algunos daños visibles.

518271551_1058486423134058_4789221264912508429_n-1024x683 La Fe no tiembla

Fotografías: Vicaría Episcopal de Sacatepéquez 

WhatsApp
1