La Virgen del Manchén una devoción que trasciende los siglos

En el corazón de la historia religiosa de Guatemala, la Virgen del Manchén se erige como un símbolo de fe y tradición, cuya veneración se remonta a mediados del siglo XVII. Esta conmovedora imagen atribuida al escultor Pedro de Mendoza, aunque sin confirmación plena, fue puesta en veneración un Viernes de Dolores de 1660 en la Ermita del Manchén, ubicada en el cerro del mismo nombre en la entonces Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala.

457658620_10230362301115790_5431362546115244952_n La Virgen del Manchén una devoción que trasciende los siglos

El apelativo «del Manchén» proviene de la abundancia de árboles de manchenes en la zona donde aún persisten las ruinas de su ermita original.

De la Consagración al traslado

El 23 de mayo de 1738 cuando fue Consagrada y Coronada Episcopalmente en el Templo de La Merced. Este solemne acto fue presidido por su Eminencia y Reverendísimo Monseñor Fray Antonio López de Guadalupe, delegado pontificio y se llevó a cabo frente a la Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de la Merced, razón por la cual este último es considerado su «padrino de consagración».

Tras la orden de trasladar la ciudad en 1775 debido a los terremotos, la Virgen del Manchén emprendió un nuevo viaje. En 1779 junto con los bienes de la Ermita del Manchén, la imagen fue trasladada al actual Templo de San Sebastián en la Nueva Guatemala de la Asunción. Allí, en la capilla norte de la parroquia, se le dedicó un espacio donde ha sido venerada desde entonces. La profunda importancia de la imagen en el imaginario religioso de la Nueva Guatemala de la Asunción fue tal que, al trazarse el plano de la capital, una calle fue nombrada en su honor: la actual sexta avenida “A”, que abarca desde la 5ª a la 1ª calle, con el tramo sur conocido como “Callejón del Manchén” y el norte como “Callejón de Soledad”.

Mapa con Leaflet

Un Viernes de Dolores, el 25 de marzo de 1988, la Consagrada Imagen de la Virgen del Manchén salió a recorrer las calles del centro histórico, conmemorando así los 250 años de su Consagración y Coronación, un testimonio vivo de su perdurable devoción.

Un encuentro milagroso

Entre los relatos que enriquecen la historia de la Virgen del Manchén, destaca un dato curioso que involucra a San Pedro de San José Betancur, conocido popularmente como el Santo Hermano Pedro. Se cuenta que el Hermano Pedro solía acudir en las altas horas de la noche a la ermita del Manchén para rezar junto a la Dolorosa, gracias al acceso que le proporcionaba el sacristán de la capilla. La sorpresa del custodio fue mayúscula al escuchar voces conversando, la del Hermano Pedro y una voz femenina. Al asomarse a la capilla, presenció un hecho extraordinario: el Hermano Pedro platicaba con la imagen de la Virgen del Manchén, ¡y esta le respondía! Este relato subraya la profunda conexión espiritual que la imagen ha inspirado a lo largo de los siglos.

497981117_1123716129792635_8938209629909178551_n-1024x740 La Virgen del Manchén una devoción que trasciende los siglos
Hermandad San Sebastián

La Virgen del Manchén, con su rica historia y los milagros que se le atribuyen, continúa siendo un pilar de fe en la capital guatemalteca, un recordatorio tangible de la devoción que ha sobrevivido al paso del tiempo y a las vicisitudes de la historia.

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