
Jueves Santo: día de la institución de la Eucaristía
El Jueves Santo, dentro de la Semana Santa, es un día de profunda significación para la Iglesia Católica. Conmemora eventos cruciales de las últimas horas de Jesucristo antes de su Pasión, Muerte y Resurrección. Las celebraciones de este día, según fuentes católicas como el Catecismo de la Iglesia Católica y diversos documentos litúrgicos, se centran principalmente en tres pilares fundamentales: la Última Cena, el Lavatorio de los Pies y la institución del Sacerdocio.
La Institución de la Sagrada Eucaristía:
Tal como lo narran los Evangelios Sinópticos (Mateo 26:26-29, Marcos 14:22-25, Lucas 22:14-20) y la Primera Carta de San Pablo a los Corintios (1 Corintios 11:23-26), durante la Última Cena, Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía. Tomando el pan y el vino, los bendijo y los dio a sus discípulos diciendo: «Esto es mi cuerpo», y «Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados» (Mateo 26:26-28).
La Iglesia Católica ve en este acto la institución del memorial perpetuo del sacrificio de Cristo en la cruz. Como lo afirma el Catecismo (CIC 1323): «En la noche antes de padecer, el Señor instituyó el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y su Sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz, confiando así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su Muerte y Resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura.»
El Mandato del Amor y el Servicio: El Lavatorio de los Pies:
El Evangelio de Juan (Juan 13:1-15) relata un acto de profunda humildad realizado por Jesús durante la Última Cena: el lavatorio de los pies de sus discípulos. Este gesto, en una sociedad donde lavar los pies era tarea de los esclavos, se convierte en una lección práctica y un mandato para sus seguidores. Jesús mismo dice: «Les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes» (Juan 13:15).
Según la enseñanza católica, este acto simboliza el amor fraterno y el servicio humilde que los cristianos deben practicar unos con otros. No se trata solo de un rito, sino de una invitación a imitar la entrega de Jesús, quien vino no a ser servido, sino a servir (Mateo 20:28). Este mandamiento nuevo, el amor mutuo ejemplificado en el servicio, es un distintivo esencial de la vida cristiana.
La Institución del Sacerdocio Ministerial:
La celebración de la Eucaristía está intrínsecamente ligada al sacerdocio ministerial. En la Última Cena, al decir «Hagan esto en memoria mía» (Lucas 22:19), Jesús confió a sus apóstoles la misión de perpetuar el sacrificio de la Nueva Alianza. La Iglesia Católica interpreta estas palabras como la institución del sacramento del Orden Sacerdotal, a través del cual los sacerdotes actúan in persona Christi Capitis (en la persona de Cristo Cabeza) al celebrar la Eucaristía y administrar los demás sacramentos.
La Misa Crismal, celebrada tradicionalmente en la mañana del Jueves Santo en las catedrales, subraya esta dimensión. En ella, el obispo, junto con su presbiterio, bendice los Santos Óleos que se utilizarán durante el año para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la Unción de los Enfermos y el Orden Sacerdotal. Esta celebración manifiesta la comunión del obispo con sus sacerdotes en el único sacerdocio de Cristo.
Un Día de Contemplación y Adoración:
Después de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, se realiza la solemne reserva del Santísimo Sacramento en el «Monumento», un altar especialmente preparado para la adoración. Este acto simboliza la agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní, donde oró antes de ser arrestado. Los fieles son invitados a acompañar a Jesús en oración durante la llamada «Hora Santa».
En resumen, el Jueves Santo es un día central en la liturgia católica que nos invita a meditar profundamente en el amor incondicional de Jesús, manifestado en la institución de la Eucaristía, el ejemplo de servicio humilde y la institución del sacerdocio ministerial. Es un llamado a vivir el mandamiento nuevo del amor fraterno y a participar activamente en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor.